Por Alejandro Mondragón
El rector Alfonso Esparza jamás entendió que la BUAP era sede, no organizadora, del tercer foro sobre la reforma educativa, convocado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
Y en el pecado llevó la penitencia. Con nadie quedó bien, sobre todo con el equipo lopezobradorista.
Sus intereses particulares quedaron expuestos cuando el foro de consulta acabó en una evaluación de la reforma educativa de Peña Nieto en Puebla.
Los abucheos no escasearon, tampoco el malestar posterior en la comunidad universitaria.
Para empezar, Esparza invitó a autoridades estatales y electas al foro en un intento por mostrarse como capaz de sentar en la misma mesa a todos.
Esteban Moctezuma se llevó una rechifla monumental. El próximo secretario de Educación Pública tuvo que sortear su intervención.
De entrada, la arena de la BUAP fue copada por estudiantes y docentes afines al rector Esparza. Las porras listas, pero se olvidaron que maestros de diversas partes del país habían sido invitados, razón por la cual los matraqueros del Tío Poncho tuvieron que ceder el asiento.
A Esteban Moctezuma lo exhibió ante AMLO como que no trabajó el foro de consulta en Puebla, porque parecía algo más que un informe de labores de la educación en la entidad.
Eso le pasa al próximo titular de la SEP porque en aras de mantener sus intereses con el morenovallismo se le olvida que su jefe es López Obrador.