22-11-2024 10:09:29 AM

Ni madres? mi voto sí vale

“Queremos sueños, no realidades”, esta leyenda apareció años atrás pintada en las paredes de barrios de Argentina en un grito desesperado de ciudadanos porque la nomenclatura en el poder se había agotado en sus corruptelas.

“No más impunidad, que se vayan todos”, arengaban en la plaza y agregaban: “Que nos gobiernen las putas porque sus hijos han sido incapaces de hacerlo”.

Hoy en el país se debate ya en la iniciativa del voto nulo, blanco o tachado contra todos los políticos postulados por los partidos al Poder Legislativo Federal.

El argumento de los promotores del voto nulo es intachable:
“Los partidos se han convertido en mafias; dejaron de representar a la sociedad para convertirse en grupos que se reparten el poder entre parientes y amigos; su presencia en el Congreso responde a esta dinámica; operan con impunidad e inmunidad; para qué darles nuestro voto”.

Es cierto, el modelo partidista se agotó. Dejó (el político) de ser opción para transformarse en facción. Si este país no avance es precisamente por culpa de quienes se niegan a cambiar leyes anacrónicas.

Sin embargo, el ciudadano tiene la obligación (el voto es un derecho) de evitar que ahora un grupúsculo defina la elección por encima de quienes creemos en la alternancia del poder como fórmula para llegar a una democracia participativa.

Ir a las urnas para anular el voto es como salir a las calles para protestar por actos de poder que nos lesionan y desahogarnos. Resuelve la forma, no el fondo.

El único instrumento concreto que nos queda es el voto, donde se puede decidir sin presiones que quienes hoy ocupan el poder dejen ya de medrar el presupuesto y se opte por otra alternativa, a la cual se exigirá que cumpla, porque en la siguiente elección su omisión será castigada con el rechazo.

Les asiste la razón a quienes están hartos. ¿Quién no lo está?, pero anular el voto es negar también todo el camino que se ha construido en los últimos años para la alternancia en el poder. ¿De qué sirvió entonces el cambio?.

¿Para qué nos vendieron el voto útil?.

¿Por qué ahora nos salen con todo el esfuerzo valió madre y se debe anular el sufragio?.

¿Al rato será el golpe de estado del pueblo y para el pueblo?.

¿Para que en cuestión de horas se pretenda imponer una dictadura militar ante la anarquía política y social?.

Está visto que las instituciones se han podrido, pero este país está muy por encima de quienes lo gobierna.

Me resisto a que una minoría que definió con su voto la composición del Congreso pretenda imponer leyes como el aborto, la muerte anticipada, el alza de impuestos, amplíe facultades para tratar de co gobernar este país en función de intereses pueriles.

Ni madres. Estoy convencido que mi voto aún vale y que al igual que otros mexicanos creemos que ellos se agotaron, no nosotros.

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