Por Alejandro Mondragón
El primero en abandonar el barco morenovallista es Alfonso Esparza, el rector de la BUAP.
Ninguna felicitación a la gobernadora electa, Martha Érika Alonso. El Tío Poncho lleva semanas alejado de la órbita del poder.
En la recta final de las campañas, dio luz verde para respaldar desde El Carolino a los candidatos de Morena en la capital.
Particularmente se enfocó hacia la hoy alcaldesa electa, Claudia Rivera Vivanco.
Es más, el domingo 1 de julio operadores de la BUAP apoyaron una casa de seguridad por la zona de la 46 poniente.
La institución se pintó de Morena con cuadros ahora metidos, aprovechando las vacaciones, en las marchas contra el fraude electoral.
Basta revisar los desplegados de medios de los últimos días, en los que se reclama la anulación de los comicios, para anotar los nombres de universitarios que aparecen en la nómina de Esparza.
El rector siempre respondió a los intereses de Moreno Valle. Nada más habrá que ver el silencio cómplice de la institución en el caso de Chalchihuapan, a cambio de millones de pesos que le entregaba para las obras que realizarían sus socios en la BUAP.
Ahí está el escándalo de las empresas fantasmas en el sexenio de Moreno Valle que destapó en víspera de la elección el diario Reforma, firmas que también fueron usadas por la BUAP.
Esa es otra historia.
