24-11-2024 07:54:12 PM

Espejitos para AMLO

Por Valentín Varillas

 

En la inevitable interlocución que se dará entre personajes cercanos a Rafael Moreno Valle y Andrés Manuel López Obrador para analizar el caso Puebla, las huestes del ex gobernador preparan una propuesta que, en su muy particular lógica, puede resultar atractiva para el presidente electo.

Se trata de que, desde una gubernatura de oposición como la poblana, se apoyen las decisiones y políticas públicas que emprenda AMLO en su sexenio, generando la plusvalía de ser avaladas por liderazgos emanados de un partido diferente a Morena.

Esto, a cambio de que no meta las manos en la elección local.

El esquema, está ya muy ensayado.

Es una copia al carbón de la relación que el propio Moreno Valle llevó a cabo con Enrique Peña Nieto.

A pesar de que en el 2013, recién llegado el priista a Los Pinos, Rafael vivió sus horas más oscuras con la detención de Elba Esther Gordillo, al final se convirtió en un aliado valioso con el que pudo transitar su sexenio.

Moreno Valle intervino con la cúpula panista para que el blanquiazul no abandonara las mesas de acuerdos del famoso “Pacto por México”, mesas de negociación y acuerdos de las reformas estructurales enviadas por el presidente al congreso federal.

Como presidente de la Conago, el poblano hizo llamados sistemáticos a dejar a un lado intereses de partidos y sumar esfuerzos para lograr la aprobación de las reformas “que el país tanto necesita”.

Poco después, evitó que Puebla fuera uno de los estados “incendiados” por maestros disidentes, en medio del aval a la reforma educativa.

Junto con el Estado de México, la entidad era fundamental para que estampas como las sucedidas en Oaxaca, Guerrero o Michoacán, comenzaran a repetirse en la zona centro de la República.

En Puebla, se entregó un número atípico de plazas a personal de apoyo a la educación y se amarró a la disidencia magisterial para evitar desmanes.

A los ya de por sí aliados en el SNTE los premió con importantes mejoras en salarios y prestaciones.

A la par, Moreno Valle entregó gustoso los más atractivos negocios que pueden hacerse al amparo del poder, a los socios, cómplices y amigos de Peña Nieto.

Por su parte, el gobierno federal supo agradecer con creces semejantes favores, operando para que Puebla disfrutara de partidas presupuestales históricas.

Sin embargo, a pesar de los beneficios mutuos que en política puede traer un acuerdo con semejantes alcances, resulta ambiguo establecer si todo esto se asemeja al valor de una gubernatura.

Sobre todo, en el contexto en el que llega López Obrador a la presidencia.

¿Necesita realmente la alianza de facto con un gobierno estatal de oposición?

Se trata de un mandatario que llegó al poder con más de 30 millones de votos, avalado por el 53% de los mexicanos que participamos en el proceso electoral presidencial, que tendrá 74 de 128 senadores a modo y 305 de 500 diputados como incondicionales.

¿De verdad creen que tienen algo interesante que ofrecerle a cambio de rendir Puebla?

¿En serio pretenden que, con él, pueda transitar una negociación así?

Los cauces legales tendrán que agotarse hasta sus últimas consecuencias, hasta saber exactamente cuáles fueron las condiciones que normaron la elección para gobernador en Puebla.

Que sea el respeto absoluto al estado de derecho y no los acuerdos en lo oscurito el que determine, según la voluntad de la mayoría, quien debe gobernarnos los próximos seis años.

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