Por Valentín Varillas
En el marco de los acuerdos entre el morenovallismo y Enrique Doger, candidato del PRI a la gubernatura, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que éste pudiera convertirse en Secretario General de Gobierno, si Martha Érika Alonso gana la elección de julio próximo.
Desde hace días y sobre todo después de cómo se desarrolló el debate entre aspirantes al gobierno estatal, en las mesas del café político se consideraba ya la posibilidad de que el priista pudiera integrarse, como premio de consolación, al gabinete de la abanderada blanquiazul.
Educación y Salud fueron las carteras que al principio se manejaron.
Sin embargo, el jueves de la semana pasada, la negociación se encareció y surgió la petición de echar el resto, maximizar la ayuda, intensificar los ataques para evitar que Luis Miguel Barbosa gane, a cambio de ser el encargado de la gobernabilidad interna en el sexenio de la continuidad.
El modelo de amarre resulta de entrada extraño, pero no es único.
En Veracruz, Fidel Herrera echó mano de algo similar como arma efectiva para facilitarle el camino de la victoria a su delfín, Javier Duarte, quien recibió un invaluable apoyo en campaña del panista Gerardo Buganza Salmerón, quien había sido un férreo adversario del propio Fidel en el 2004, pero que se prestó a dinamitar la candidatura de Miguel Ángel Yunes seis años después.
El ahijado de Elba Esther, era el auténtico enemigo a vencer y representaba un peligro real para la continuidad de ese grupo en lo más alto del poder político de aquel estado.
Como pago de semejantes favores, Buganza fue nombrado por el hoy defenestrado JaviDú, como el primer Secretario de Gobernación de su administración.
De concretarse la negociación, sería una auténtica lotería para Doger Guerrero.
El PRI poblano enfrenta la coyuntura electoral de este año absolutamente dividido.
Por si fuera poco, a estas alturas del proceso electoral, ha sido prácticamente olvidado por su Comité Ejecutivo Nacional y por su candidato presidencial.
El dinero para financiar el trabajo político de los candidatos del tricolor fue muy poco y llegó a cuentagotas.
Los apoyos “privados” en metálico, también fueron prácticamente inexistentes.
Por eso, ya toma forma en serio la tormenta perfecta que seguramente llevará al priismo local a sufrir una nueva catástrofe electoral.
En la lógica de la derrota anticipada y con las excelentes relaciones del ex – gobernador Moreno Valle con José Antonio Meade, de antemano se acordó que en Puebla, el Revolucionario Institucional no fuera una amenaza, ni siquiera velada, a los intereses políticos del morenovallismo.
Y el guión se ha seguido al pie de la letra.
Sabedores de que la amenaza real es Morena y su candidato a la gubernatura, se ha conformado un frente muy claro, una alianza de facto que trata de evitar que la ola lopezobradorista les arrebate Puebla, un estado que ha sido revalorado por AMLO y que busca conseguir a toda costa.
Seguramente, el embate contra Barbosa arreciará en los días que restan de campaña y se reabrirán desde el ámbito político y en la arena mediática.
Los números no cuadran con lo que marcaba el presupuesto original electoral en el cuarto de guerra oficialista y por eso habrá que ensayarlo todo con tal de no perder la elección más importante de su vida política.
Para Doger, por su parte, se trata de un asunto de supervivencia política y claro: económica.
Nada mal para la complicada realidad que vive en estos tiempos.
