Por Valentín Varillas
Aurelio Nuño Mayer cuenta con una poderosa e influyente operadora en Puebla, en caso de que decida intentar convertirse en candidato al gobierno del estado.
No, no se trata de ninguna priista.
Tampoco de alguien que ocupe un cargo de importancia en la estructura del gobierno federal.
Se trata, ni más ni menos, que de la Secretaria de Educación Pública del gobierno del estado, Patricia Vázquez del Mercado.
Así como lo lee.
Las coincidencias entre ambos personajes van mucho más allá de las que deben de existir, de acuerdo a la lógica de sus respectivas responsabilidades y nada tiene que ver con el diseño o la operación de la política educativa nacional.
Es, simple y llanamente, una complicidad de tipo político-electoral.
Y es que, todo parece indicar que para la funcionaria estatal el mejor escenario, en términos de su futuro personal, pasa por el hecho de que Nuño compita por la gubernatura de Puebla y que tenga posibilidades reales de triunfo.
Para ello trabaja, arduamente y sin descanso.
Ejemplos, hay muchos y son conocidos de sobra por el círculo más íntimo de Vázquez del Mercado y por quienes laboran al interior de la SEP poblana.
Se dan cuenta que cada vez es más fuerte la injerencia centralista al interior de la dependencia.
Que, con una frecuencia atípica, se dictan líneas y se dan órdenes concretas desde la oficina del Secretario federal.
Que estas directrices se centran en el control de gente y el manejo de estructuras y no en la tarea central de mejorar los indicadores educativos locales.
A muchos llama la atención las frecuentes visitas de Patricia a la Ciudad de México, pero no a la sede de la SEP, las que deben de ser consideradas como normales en el desempeño de su cargo, sino a una oficina alterna, instalada por el propio Aurelio Nuño, en la cual se da cita diariamente un grupo de auténticos incondicionales.
Se trata de aquellos que han sido designados como sus “operadores” y quienes desde este búnker analizan la realidad política nacional y local, hacen análisis de prospectiva y plantean cómo incidir en los distintos escenarios que podrían favorecer a su jefe, desde el punto de vista de su proyecto político personal.
Cualquiera que este fuera.
Y Puebla, sobra decirlo, ocupa un lugar preponderante en lo anterior.
También resultó sospechoso el hecho de que dos personajes de toda la confianza de la secretaria poblana, hayan sido destinados a formar parte de este grupo de operadores y asesores de Nuño Mayer.
¿Coincidencias?
Para nada.
Como tampoco resulta casual el hecho de que, Vázquez del Mercado y su gente, anden ocupadísimos organizando la visita de Nuño a Puebla para fines de la primera semana de agosto, 7 u 8, en donde además de los actos oficiales, se le prepara una agenda paralela secretísima, que está compuesta única y exclusivamente por actividades relacionadas con la grilla político-electoral.
En este contexto, surgen las inevitables y a la vez incómodas dudas:
¿Sabrá el gobernador Tony Gali de las actividades extra-curriculares de su funcionaria?
¿Habrá ya palomeado el hecho de que alguien que ocupa una cartera de altísima prioridad en su gobierno y con importantes rezagos, se distraiga de su tarea y le entre de lleno a la operación política a favor de alguien que ni siquiera es parte del grupo al que pertenece?
¿Lo sabrá el ex -gobernador Moreno Valle, principal responsable de que Vázquez del Mercado haya repetido en el actual gabinete?
¿Se trata de otra muestra más, del pacto de conveniencia mutua que se dará entre el grupo del presidente Peña y el morenovallismo en la coyuntura electoral del 2018?
¿O no será que la funcionaria de plano ya se fue por la libre?
¿Que ya vio los potenciales privilegios de entrarle a los peligrosos dobles juegos de la política?
Esos que rara vez salen bien y que traen consecuencias demoledoras para quienes los juegan.
Y es que, este es apenas el inicio de la historia.
Falta más, mucho más.
Pruebas sobran para demostrar que el torneo de traiciones al interior del grupo que formó Moreno Valle apenas empieza y que los caballos de Troya han sido ya sembrados en la base de varias columnas que se consideraban indestructibles en el sostenimiento de las bases del maximato poblano del siglo 21.
