Por Valentín Varillas
Enrique Peña Nieto y su grupo más íntimo andan confiados, optimistas, crecidos.
A pesar de que el país se cae en pedazos en varios ámbitos importantes que inciden directamente en la vida de millones de personas, la tranquilidad presidencial se basa en la confianza de que la enorme maquinaria electoral echada a andar en su querido terruño, el Estado de México, le dará resultados positivos.
Todo funciona como relojito suizo: el descarado proselitismo de funcionarios del gobierno federal, la utilización de programas sociales con fines electorales y la salvaje compra de conciencias que lucra con los altísimos niveles de pobreza y marginación que ellos mismos ayudaron a generar.
El optimismo tiene, según ellos, un sustento numérico, documental.
Apelan a las más recientes encuestas publicadas en medios nacionales, las que muestran un modesto despunte de su candidato, Alfredo del Mazo, gracias en parte a la caída en picada de la panista Josefina Vázquez Mota, quien sigue al pie de la letra el guión que le dictaron desde la residencia oficial de Los Pinos.
A la par, reflejan un preocupante estancamiento de la abanderada de la izquierda, Delfina Gómez, y del perredista Juan Zepeda, cuyos bonos fueron inflados artificialmente por el priismo mexiquense.
Uno de estos ejercicios estadísticos no ha sido publicado.
Se guarda con absoluto hermetismo y tiene un valor real ya que no fue mandada a hacer con el objetivo de sesgar la intención de voto de quien pretende participar en la elección del próximo 4 de junio.
Se trata, simplemente, de la búsqueda de un certero indicador que prediga con certeza el sentido del sufragio en el estado que más aporta al padrón electoral nacional.
Para los fines que a los interesados convenga, sean éstos cuales sean.
La encuesta fue hecha por la empresa Mendoza Blanco y Asociados, una de las favoritas del morenovallismo y quien predijo con contundencia las sonadas victorias del grupo, tanto en los municipios más importantes del estado, como en el gobierno poblano.
Según ella, a la pregunta: “Si el día de hoy fueran las elecciones para Gobernador ¿por quién votaría?”, los encuestados respondieron de la siguiente manera:
Alfredo del Mazo: 29%
Delfina Gómez: 18%
Juan Manuel Zepeda: 17%
Josefina Vázquez Mota: 11%
María Teresa Castell: 3%
Oscar González Yáñez: 2%
Votos nulos: 13%
No sabe/ No respondió: 7%
Los números parecen sumamente sorpresivos, es más, poco menos que inverosímiles.
Sin embargo, están siendo tomados en cuenta para la toma de decisiones y la definición de estrategias en la recta final de la campaña mexiquense.
Pero más allá de qué tanto la encuesta sea congruente con la determinación de ganadores y perdedores, de ser certera, sería fundamental para adelantar la postura del grupo en el poder de cara a la elección presidencial del 2018.
De entrada, un modelo similar, con alcances nacionales, se intentaría aplicar a rajatabla, pase lo que pase y sin mediar las potenciales consecuencias.
Se debilitaría la posibilidad de conformación de un gran frente anti-AMLO que pudiera sumar inclusive al Revolucionario Institucional y por lo tanto, podría afectar directamente las posibilidades presidenciales del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Sin embargo, lo más crudo de cumplirse el escenario que anticipa la encuesta, sería comprobar que en México, tienen todavía un peso específico importante en la selección de gobernantes prácticas clientelistas anquilosadas, antidemocráticas, que dan al traste con la voluntad popular y que son toleradas y fomentadas por quienes en teoría, deberían de velar por la institucionalidad de los procesos electorales.
Poco o nada habríamos avanzado en la materia.
Cruda realidad.
