21-11-2024 10:09:24 PM

PRI será tercera fuerza política en Puebla en 2018

Por Valentín Varillas

En la oficina del líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, se encuentran ya los primeros sondeos mandados a hacer por el partido, sobre su posicionamiento electoral en todas las entidades federativas del territorio nacional, de cara al proceso del 2018.

Es la materia prima con la que el tricolor definirá su estrategia con la que intentará mantenerse en Los Pinos: ganar las gubernaturas que estarán en juego el próximo año y hacerse de la mayor cantidad de posiciones en ambas cámaras del legislativo federal y en los congresos de los estados.

Puebla, en el presupuesto partidista, ha sido clasificado como un estado prácticamente perdido, en donde será imposible que se recupere el gobierno estatal, se perderán la gran mayoría de los municipios importantes y se tendrá una mínima representación en el congreso local, además de que será prácticamente nula la aportación poblana a las bancadas priistas de diputados federales y absolutamente nada al Senado de la República.

De acuerdo con la frialdad de los números, aquí el PRI conseguiría únicamente cuatro diputaciones federales de las 15 que corresponden a Puebla después de la redistritación aprobada por el congreso y ocho diputaciones locales de las 26 de mayoría simple que estarán en juego.

Ganaría los municipios de Ajalpan, Zacatlán, Tecamachalco y Acatlán, entre los más representativos, como modestísimos trofeos a exhibir en su cada vez más raquítica vitrina de triunfos electorales.

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El panorama, como puede ver, luce catastrófico.

Ni en su peor pesadilla, el partido que durante décadas fue el hegemónico en Puebla, se imaginó semejante escenario.

Esta realidad modificará la correlación de fuerzas al interior y el movimiento de los principales liderazgos en aras de amarrar posiciones.

La candidatura al gobierno estatal dejó de ser la cereza del pastel, para convertirse en la auténtica rifa del tigre.

A menos que alguien se apunte para amarrar los consabidos y jugosos negocios al amparo de las campañas, será difícil que algún priista de alto nivel le entre a una batalla que a todas luces parece perdida.

Lo mismo pasa con la fórmula al Senado, otra posición tradicionalmente muy codiciada por los tiradores tricolores.

Destinado el PRI a ser la tercera fuerza política estatal, quienes la integren no podrán integrarse a la Cámara Alta, ni siquiera por el principio de “primera minoría”.

Igualmente sucederá con las candidaturas a las diputaciones federales y locales que tengan cabecera en la capital, la zona conurbada y otras regiones consideradas como bastiones del morenovallismo o en donde exista un importante crecimiento político del Movimiento de Regeneración Nacional.

Esta realidad explica el inminente éxodo de priistas hacia otros partidos políticos, principalmente Morena.

Ante la falta de cuadros propios del partido de López Obrador, éste tendrá que importar materia prima de otros frentes para poder llenar la enorme cantidad de posiciones que estarán en juego en el 2018.

La crisis del priismo poblano ha sido generada por sus propios militantes, quienes mostraron absoluta sumisión a Moreno Valle a partir de que perdieron el poder.

Se dejaron infiltrar y debilitar, fueron reducidos a su mínima expresión política al grado de que su viabilidad como partido competitivo en Puebla está en riesgo.

El tiro de gracia, puede ser el enorme desprestigio del gobierno federal priista, el unánime repudio a la figura presidencial y el pésimo posicionamiento que como marca tiene en prácticamente todo el país.

Peor imposible.

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