Por Alejandro Mondragón
De nada sirvió a la militancia panista de Puebla haber echado del gobierno al marinismo, porque con el morenovallismo tuvo una presencia raquítica, casi inexistente, en la administración pública estatal.
Del 2011 a la fecha lo que tanto presumen los militantes panistas, eso de los Gobiernos Humanistas que promuevan la subsidiariedad, solidaridad y alcanzar el bien común se quedó en un sueño.
Los datos duros son muy claros:
En las 15 Secretarías del Gabinete de Rafael Moreno Valle sólo concluyeron el sexenio CUATRO panistas: María Mercedes Aguilar López, particular; Maximiliano Cortázar Lara, vocero: Salvador Escobedo, titular de Salud; y José Cabalán Macari Álvaro, de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico (2 poblanos, 2 foráneos).
Moreno Valle, hoy en campaña por la candidatura del PAN a la Presidencia de la República, reclama espacios de gobierno a la militancia panista. Reconocer su esfuerzo y sumarlos a Los Pinos.
En los hechos, como titular del Ejecutivo, nunca gobernó con los panistas. Al PAN lo utilizó como franquicia para consolidar su propia fuerza política: el morenovallismo.
Acción Nacional fue el principal partido que respaldó a Antonio Gali Fayad como candidato a la minigubernatura. En las urnas, el hoy mandatario obtuvo 869 mil 878 votos, de los cuales Acción Nacional le aportó 675 mil 527 sufragios.
Esto significa que 8 de cada 10 poblanos que tacharon la boleta por Gali eran panistas.
En reciprocidad, de las 26 posiciones de decisión en su gabinete, el único panista con militancia probada es Javier Lozano Alarcón, jefe de la Oficina del Gobernador.
El otro es Marcelo García Almaguer, encargado de la agenda digital del nuevo gobierno, cuya afiliación al PAN ocurrió el 6 de agosto del 2014.
En otras palabras, únicamente DOS de los 26 funcionarios de la gestión “panista” están afiliados al blanquiazul; ninguno con trayectoria tradicional.
El PAN ganó en 1995 por vez primera en su historia la alcaldía de Puebla con Gabriel Hinojosa. Luego triunfó con Luis Paredes Moctezuma y Eduardo Rivera Pérez.
Repitió la posición con un no panista, Antonio Gali Fayad, en 2013. En 2015 dejó el cargo y se nombró a Luis Banck Serrato como edil sustituto.
En los hechos, la posición correspondía a un panista como Gerardo Maldonado, quien, cooptado por el morenovallismo, cedió a los intereses del grupo en el poder.
Fue gracias ooooootra vez al PAN que la presidencia municipal de Puebla se pintó de azul, pero con la novedad que la presencia de militantes es pobre, marginal, como que eso de ser panista es sinónimo de apestado.
Veamos.
Banck no es militante del PAN. Los únicos miembros del blanquiazul que forman parte de la estructura de gobierno son TRES. Sí, 3.
María Esther Torreblanca Cortés, síndico; Mario Riestra Piña, secretario general; y Rosa María Carmona Ruiz, directora del Instituto Municipal de la Mujer. Ella, militante panista desde el 2006.
De las 24 posiciones en el gobierno de Banck, 21 lugares los tienen personajes que nada tienen que ver con el partido.
Es la valoración que se hace en el CEN del PAN sobre la real presencia de panistas en los gobiernos que nacieron de la mano de Moreno Valle.
Ya tienen los números y los nombres.
Vienen decisiones, porque el PAN no lo representan los panistas, sino la estructura de poder de quien los marginó como gobernante.
Está claro que el blanquiazul fue usado en campaña e ignorado en el gobierno. Empleado como trampolín del grupo en el poder.
Panistas: ya está cerca el 2018, sigan prestando las siglas del PAN, van bien, luego no se quejen.
