Por Alejandro Mondragón
Al rato no vaya a aparecer en el Estado de México o Quintana Roo. Me refiero al equipo de espionaje de origen israelí que se adquirió hace un par de año en Puebla.
Hoy, nadie sabe dónde quedó.
El costo neto de la compra ascendió a 14 millones 999 mil pesos. El sistema cuenta con funciones propias de un clonador, a través del programa Hunter.
La particularidad de este equipo no es sólo de clonar el número telefónico con llamadas entrantes y salientes, sino de extraer la información tanto de la SIM como de la memoria interna del móvil (contactos, mensajes y archivos guardados).
El programa Hunter ya era utilizado legalmente en Puebla por la Procuraduría General de Justicia y la 25 zona militar, revelaron fuentes de inteligencia federal, quienes precisaron que sirve para combatir a la delincuencia organizada.
Sin embargo, un sistema similar fue comprado por Moreno Valle para conocer detalles de la vida privada y secreta de sus adversarios y aliados políticos.
Desde el punto de vista presupuestal, nunca se pudo justificar la adquisición, por lo que se presume que el pago del equipo de espionaje Hunter se disfrazó en el rubro de “equipamiento para seguridad pública” con fondos federales.
Otra característica del Hunter, cuyo objetivo es la vigilancia de personajes nacionales de cara al 2018, es que triangulaba la posición del GPS del teléfono, de tal forma que en tiempo real se podía determinar su ubicación y movimientos del objetivo.
El único pero que tenía este programa y equipo es que no se servía para interceptar o extraer las plataformas llamadas Whatsapp o Telegram, debido a la multiplicidad de registros diarios en éstos.
Los mismos fabricantes o responsables de dicha plataforma carecen de un histórico acumulado, lo que significa que su temporalidad en bases no es mayor a dos días.
Este programa tuvo un costo fijo elevado, pero sustituyó las rentas mensuales que paga el gobierno de Puebla por número clonado (60 mil pesos, en promedio) que se incrementa conforme se especializa el proceso. Por ejemplo, el alquiler para infiltrar al mes un Nextel Evolution es de 90 mil pesos.
Con el equipo Hunter se ubica en tiempo real a ciertos personajes con un teléfono móvil en territorio nacional y en todas las redes de telefonía, incluidos los roaming.
Cuenta con un robot de búsqueda que alerta cuando se encienda un teléfono y se conecte a una red GSM; también avisará cuando el objetivo entre o salga del país o de un radio que se trazará en un mapa electrónico.
Si el personaje espiado apaga el teléfono, este aparato da a conocer la última posición registrada en la red GSM y alertará cuando cambie el status.
De acuerdo con sus especificaciones, el geolocalizador adquirido resulta ideal para seguimientos y persecuciones, pues tiene una función que permite graficar las horas, movimientos y rutas de una persona durante días, lo que ahorra las costosas vigilancias físicas.
El equipo de espionaje cuenta con una aplicación encriptada que puede instalarse en teléfonos móviles de altos funcionarios, para que puedan seguir en tiempo real una persecución, pero a su vez sean espiados.
El geolocalizador puede dar seguimiento a más de un objetivo en forma simultánea y permite reconocer con anticipación cuando dos o más personas vigiladas se van a reunir.
Esta tecnología la opera Verint Technology Inc., establecida en México desde 2006 con el nombre de Verint Systems. Nació como filial de Comverse Technologies, fundada en 1982 por tres ex miembros de la secreta Unidad 8200, la sección de élite en tecnologías de inteligencia del ejército israelí.
PROGRAMA HAWK
En Puebla, se operó en el sexenio de Moreno Valle un programa denominado HAWK para aparatos de radio de acción de hasta 5.2 kilómetros a la redonda, de tal forma que su utilización es para nidos específicos de acuerdo con objetivos con rutina específica.
Está claro que entre más sencillo es un equipo telefónico, más difícil es de ser clonado o detectado, por lo que el móvil más discreto es aquel que no utiliza GPS, bluetooth, internet, Facebook, Twitter ni acceso a wifi.
¿Y dónde quedó el equipo Hunter?
¿Quién se lo chingó o llevó para hacer travesuras, pese a que se pagó con dinero público de los poblanos, no de los mexiquenses?
