Por Alejandro Mondragón
La transición de Tony Gali es peor que la sexenal de Mario Marín con Moreno Valle.
Hace años, nada se resolvía sin el aval del gobernador electo, ahora el presupuesto federal lo negocia Moreno Valle, en función de su herencia financiera; el blindaje anticorrupción y de transparencia lo decide el Góber Bala, de acuerdo con sus intereses.
Mario Marín quitó candados legales para favorecer al morenovallismo que llegaba: retiró la cláusula que establecía que sólo un médico podía ser titular de Salud; suprimió la norma que obligaba al mandatario en turno a informar al Congreso cada viaje al extranjero; y asumía el costo de endeudamiento futuro.
En estos momentos, Moreno Valle orquesta cambios legales, vende inmuebles patrimonio del Estado a amigos y otorga plazas masivas a incondicionales, sin que el electo diga pío.
Dicen los morenovallistas que la transición en el gabinete marcha sin sobresaltos, pero nada más hay que leer en medios la corrupción, nepotismo, moches y desorden que existen en dependencias como Educación Pública, Salud, Seguridad Pública, Contraloría, Gobernación, Desarrollo Social, Infraestructura y Transporte, Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial, por mencionar algunas.
Las posiciones de Gali en el gabinete actual tienen que aguantarse ante cualquier irregularidad. La Ley Mordaza.
En las sobremesas de las reuniones familiares, amigos y conocidos no hay otro tema más que la inseguridad: ¿ya te tocó?
Y es que los robos de coches, autopartes, asaltos a restaurantes, atracos a casas, balaceras y, sobre todo, despojos al patrimonio en plena luz del día, son la constante.
Nadie para la delincuencia. La percepción es que estamos peor que hace seis años.
Lo malo es que hoy todos andan en campaña. Moreno Valle en lo suyo: el nuevo presidenciable.
De Puebla, salvo que haya reflectores nacionales o internacionales, no se ocupa.
Los fines de semana anda de gira de promoción. El jefe del gabinete, el oaxaqueño Diódoro Carrasco, ocupado en la denominación de origen de su mezcal.
El secretario de Seguridad, Jesús Rodríguez Almeida, culpando a Pemex de pasar sus ductos por Puebla para atraer a los huachicoleros, quienes hoy representan el poder real en varias comunidades.
La plaza es disputada por varios grupos, sin duda, porque de otra forma no se explica la agobiante inseguridad que vivimos los ciudadanos.
Autoridades municipales rebasadas de la realidad, unas ocupadas por el cobro del moche en obras, otras convalecientes.
El PRI en su papel de comparsa de los acuerdos de Peña Nieto con Moreno Valle. Los diputados federales listos para recibir su aguinaldo.
El Congreso del Estado en lo de siempre: la abyección legislativa.
La BUAP convertida en una olla exprés, mientras El Tío Poncho quejándose de que no hay dinero para nada, excepto para su viaje a China.
Los medios del Tripack en espera de que se mantengan sus canonjías y Gali cumpla los acuerdos que tienen que Moreno Valle.
Ninguna voz se escucha. La oposición sometida. El maximato avanza para convertir a Puebla en el búnker de la lucha presidencial.
Que el poblano se joda, en tanto sus gobernantes en la foto de la Cumbre de Negocios para combatir de maldad de Trump.