Por Alejandro Mondragón
El conflicto de interés entre contratista y autoridad se registra descaradamente en la BUAP.
¿Por qué personal de la Dirección de Apoyo y Seguridad Universitaria (DASU) custodia un edificio comercial localizado en bulevar Carlos Camacho y la 14 sur?
Fuentes cercanas al rector Alfonso Esparza confesaron que se trata del inmueble propiedad del contratista de la Universidad y financiero de la campaña de Blanca Alcalá, Aristeo Reyes.
Resulta que con las obras de construcción de la nueva Ciudad Universitaria, conocida ya como #Poncholandia, el contratista que también participa en las jugosas obras, prestó sus instalaciones para que se instale ahí nada menos que la mismísima Dirección de Infraestructura de la BUAP.
Sí, la entidad encargada de vigilar que el contratista cumpla con lo que marca la legislación de obras universitarias, usa las oficinas de quien debe acatar la Ley.
Eso sólo pasa en México, Puebla y la BUAP. Si Peña Nieto recibió una casa de su contratista Higa y Moreno Valle se va de vacaciones con el dueño de Pinfra (beneficiaria de la concesión de autopista y el segundo Piso) por qué Esparza no puede recibir canonjías de su constructor favorito.
Aristeo Reyes es dueño de Gruconst, empresa que realiza obra para la BUAP y apoyó a Alcalá en el pasado proceso electoral.
Como se construye el nuevo edificio de Rectoría en CU, donde estaba la dirección de Infraestructura de la BUAP (antes Dirección General de Obras), a cargo de Jorge Antonio Rodríguez y Morgado, pues se le hizo fácil irse al edificio del contratista a operar.
Qué desfachatez.
Cuánta corrupción.
¿Será que ahí se entrega el moche?
Si se pagara renta, pues vaya que le sale caro el chiste a los universitarios, pues el piso que hoy ocupa la Dirección de Infraestructura cuesta más de 100 mil pesos mensuales.
Insisto, el mal ejemplo cunde.
Cuiden las formas.
Ya ni la chinga El Tío Poncho.
