Por Shanik David
Uno de los temas principales que hace falta resolver al interior del partido Movimiento de Regeneración Nacional es la falta de organización que hay entre la estructura del instituto político, lo cual será fundamental para el papel que juegue en la elección de 2018.
Esto lo comentó René Sánchez Galindo, exconsejero estatal del partido, al referir que además uno de los retos que se tienen de frente para el siguiente proceso electoral es elegir a un candidato “que no sea ahijado de políticos corruptos”.
Como ejemplo de esto puso el caso de Gabino Cué, quien cuando se postuló como gobernador de Oaxaca tuvo todo el respaldo de Andrés Manuel López Obrador, quien incluso lo acompañaba en sus giras por los municipios de la entidad; sin embargo, el actual mandatario oaxaqueño era un personaje cercano a Diódoro Carrasco Altamirano, actual secretario General de Gobierno en Puebla y quien desde el sexenio de Ernesto Zedillo ha sido acomodado en puestos estratégicos para cubrir los actos de represión de los gobernantes, como fue el caso de Acteal para el entonces presidente de la república.
Con esto, Sánchez Galindo explicó la necesidad de tener un proceso de selección de candidatos que filtre a personajes con este tipo de nexos, lo cual además será complicado dado el número de puestos que estarán en juego y la cantidad de personas que se necesitarán para cubrir todas las candidaturas.
En este sentido, criticó la decisión que se tomó de conjugar todas las elecciones en un sólo proceso electoral, pues esto obligará a que las decisiones de las candidaturas se tomen desde las dirigencias nacionales de los partidos vulnerando la autonomía de los comités estatales.
Aunque, continuó, pese a esto reconoció que sí buscaría participar por alguno de los puestos que estarán en juego en 2018, esto luego de que rechazó la candidatura a la minigubernatura de este año.
Sin embargo, aceptó que “para bien o para mal” la figura de Andrés Manuel López Obrador tiene un peso importante sobre el futuro del partido, por lo que los proyectos y estrategias que se definan en los estados tendrían que conjugarse con el plan que impulse el dirigente del instituto político.