Por Shanik David
El Partido Revolucionario Institucional salió muy debilitado del proceso electoral del 5 de junio, más que el propio Partido de la Revolución Democrática, lo cual conllevará una serie de reacomodos por encima de los cambios en la dirigencia nacional del partido, comentó Miguel Calderón Chelius, coordinador de la Licenciatura de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana.
Esto, dijo, pues aunque el PRD no tuvo buenos resultados se había previsto un final peor para el instituto político en la jornada electoral, pese a lo cual el dirigente nacional Agustín Basave logró sacar a flote al partido, por lo que lamentó que éste haya decido dejar el cargo.
En cambio, para el PRI sí se trató de una derrota por la pérdida varios estados además de que quedó en evidencia que la estrategia partidista no ha sido la correcta.
Sin embargo, destacó que esto no pone a Manlio Fabio Beltrones en una situación de riesgo, sino por el contrario, al renunciar personalmente y no que haya sido removido de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional, “no es un político en desgracia, es un político que está en la competencia, que se mantiene en activo, es un político que puede incidir en los escenarios en el futuro”.
Pero más allá de estos cambios en la dirigencia, el académico refirió que las restructuraciones llegarán más a fondo, debido a que los partidos políticos han dejado de lado su papel de representar los intereses de la sociedad y se han convertido más en “agencias de colocación” para buscar cargos con ingresos altos a los personajes políticos.
Esta crisis del sistema político afectó principalmente al PRI, al ser el partido en el poder, pues además de la poca representatividad de los partidos la inconformidad social que existe por las reformas estructurales y otros hechos que han marcado el gobierno de Enrique Peña Nieto llegó hasta las urnas.
Este escenario no se dio en 2015, continuó Calderón Chelius, pues no se vio un tipo de castigo electoral hasta el gobierno por lo que se mantuvo una “postura cínica de los políticos” en relación a que no hacía falta cambiar pues la operación política o electoral podría superar los conflictos sociales. Pero para la elección de 2016 esta inconformidad sí llegó a las urnas, siendo los casos más representativos los de Chihuahua y Veracruz.
Ahora el PRI tiene el reto de cambiar para no caer en este castigo por la molestia social, cambio que no sólo se darán en el partido sino en los personajes que tienen aspiraciones presidenciales como Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño, quienes están en la mira por el caso de Oaxaca.
Aunque también la inconformidad social representa un área de oportunidad para los partidos como el PRD, Acción Nacional y Morena, quienes de poder capitalizar la molestia que hay entre la población podrían tener resultados benéficos en la elección presidencial.
