Por Alejandro Mondragón
El secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, palomeó las reglas de adquisición de cada uno de los 20 mil 146 tinacos azules que se repartieron antes y durante las elecciones.
Así respondió el gobierno del estado a la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade), donde se expone el aval del funcionario federal a dicho programa, impulsado por el gobernador Rafael Moreno Valle para favorecer al PAN.
Durante la campaña, Meade ordenó a la delegación en Puebla suspender cualquier acción de gobierno y puso en la lista negra a los operadores de Prospera, para no incomodar a su amigo Moreno Valle, a quien invitó en plena campaña a su fiesta de cumpleaños.
La representante de Peña Nieto en Puebla, Rosario Robles, titular de la Sedatu, suspendió cualquier operación federal en Puebla, antes y durante las elecciones. “Son instrucciones del jefe”, decía para no molestar a su amigo, el gobernador.
La procuradora Arely Gómez, desde el 19 de mayo del 2016, tuvo en sus manos la resolución del tercer Tribunal Colegiado en materia administrativa, con el número 9/2016, bajo la ponencia del magistrado, Miguel Ángel Ramírez González, y la guardó.
Es una sentencia judicial que solicitaba una orden de detención contra el candidato de la alianza “Sigamos Adelante”, José Antonio Gali Fayad, por el delito de falsedad de declaraciones en un juicio administrativo como presidente municipal de Puebla.
Eso es grave porque la resolución fue decidida por unanimidad de votos de los tres magistrados que componen el tercer Tribunal Colegiado en materia administrativa del sexto circuito.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, congeló a los delegados incómodos al gobernador y, lo más evidente, en su oficina de Bucareli se pactó la suma del Panal y el PT a la alianza morenovallista en Puebla.
Y el titular de Hacienda, Luis Videgaray, frenó las investigaciones sobre el fideicomiso del impuesto sobre nómina, mientras que el director del SAT, Aristóteles Núñez, palomeó auditorías a críticos del morenovallismo, en lugar de proceder a informar al mandatario -cuando lo tuve enfrente- del problema fiscal que enfrenta su entorno.
EL PRI DEL GÓBER
El líder cetemista, Leobardo Soto, reclamó a gritos la renuncia del comité directivo estatal del PRI, porque así se lo han pedido en Casa Puebla si es que desea cobrar sus contratos en torno al proyecto Audi.
Y un día después de las elecciones, en las que perdió rotundamente el PRI, el gobernador Rafael Moreno Valle invitó a una gira de trabajo al delegado del IMSS, Enrique Doger.
Ninguno de los dos es ingenuo. Sabían que la foto de ambos en plena tragedia priista traería consecuencias. Tras la risueña gira, Doger exigió la reestructuración del PRI.
Está claro que Moreno Valle no va por el control del PRI, sino porque el canibalismo tricolor devore a Estefan Chidiac, Armenta Mier y Alcalá Ruiz.
No los quiere en el PRI de oposición a Gali. Quiere hacerlos pomada. Se siente agraviado por ellos, porque lo desafiaron. No los pudo controlar.
De ahí que envíe a sus operadores priistas en Puebla y el gobierno federal para sacar a Estefan y compañía del partido.
Falta que los priistas terminen cediendo a las presiones del mandatario poblano.