Por Shanik David
El proceso electoral actual parece una contienda interna que una elección abierta, pues más allá de que haya propuestas diferentes en términos reales se enfrentan dos estructuras priístas, sentenció Miguel Calderón Chelius, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana campus Puebla.
El académico señaló de manera puntual que Acción Nacional no tiene una participación real en la elección actual sino que se trata “del viejo PRI hecho gobierno con las siglas del PAN operando como el PRI, contra el otro PRI operando como opera el PRI y es ver quién es más mañoso”.
“No ves al PAN histórico, en esta elección eso no existe”, reiteró Calderón Chelius al señalar que incluso el propio candidato del albiazul no es militante del partido.
Por esta razón señaló que se ha dado una ausencia real de temas como las violaciones a los derechos humanos o la deuda pública, pues a ninguno de los dos partidos les conviene que estos temas entren al espectro electoral por lo que se han evadido en estas primeras dos semanas de campaña.
Es por esta semejanza entre ambos partidos que para algunos priístas “es aceptable un gobierno de Gali, porque pueden negociar”. Esto, dijo, se debe a que debido a que no están en juego diputaciones o alcaldías el equipo de Blanca Alcalá Ruiz no tiene nada qué ofrecer como prevenda, mientras que el equipo de José Antonio Gali Fayad, al tratarse de la estructura del gobierno del estado, puede prometer continuidad y espacios administrativos.
Con este panorama, el académico explicó el tipo de acuerdos que se dan en los procesos electorales y el por qué, al final de cuentas, a los partidos tradicionales como el PRI o el PAN les conviene que haya un abstencionismo.
“El abstencionismo siempre beneficia al status quo”, continuó, ya que mientras más participación ciudadana haya, más se demuestran las posiciones o juegos de poder, pero si se da una imagen, como la de ahora, de que los dos contendientes son similares, esto genera apatía y los ciudadanos optan por no acudir a las urnas, lo cual a la larga beneficia a los partidos con estructuras.
