Por: Valentín Varillas
Sábado 13 de febrero, Tepeaca.
El alcalde priista-morenovallista David Huerta rinde su segundo informe de labores al frente de la administración pública municipal.
Es época electoral, por lo que la institucionalidad de protocolo ordena que una de las invitadas “especiales” del evento sea la senadora y próxima candidata tricolor a la mini, Blanca Alcalá.
También dentro de esta categoría -de acuerdo con la clasificación hecha por el propio anfitrión-, se encontraba el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres.
Con la representación del gobernador Rafael Moreno Valle, asistió el Secretario de Infraestructura, Diego Corona Creaman.
El edil -tal y como se estila en estos anquilosados desplantes de autoelogios y fanfarronería-, procedió a recitar su larga lista de importantísimos logros y a vomitar una cantidad impresionante de alegres cifras.
Todo normal, nada nuevo.
La nota vino después.
La dio el funcionario estatal al momento de hacer uso de la palabra.
Antes de empezar a convalidar lo hecho por el alcalde en estos dos años y a resaltar una supuesta coordinación entre niveles de gobierno que en los hechos no es más que simple y llana imposición, procedió, sin que en estricto sentido le tocara, a nombrar y a agradecer la asistencia de algunos de los presentes.
Y entonces vino el desliz.
Sin darse cuenta del alcance de sus palabras dijo: “saludo al exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, que hoy nos honra con su distinguida presencia”.
El silencio fue casi total.
Nadie daba crédito a lo que acababa de escuchar.
Un morenovallista consumado, de cepa, que gracias a su lealtad con el actual régimen ha podido escalar vertiginosamente en el complicado escalafón de la administración pública estatal, no sólo se atrevía a nombrar al innombrable, sino que consideraba su presencia como “distinguida”.
Vaya afrenta.
El mundo al revés.
Mientras otros privilegiados miembros del grupo en el poder y sus plumas han ensayado una estrategia de descalificación del priismo, que se ha centrado en una nueva defenestración de la imagen de quien todavía es considerado como el villano favorito de la política nacional; Corona Creaman, como Gómez Bolaños, sin querer queriendo, lo alaba públicamente.
Diría el clásico de la red social: #Nomamar.
Al termino del informe, varios de sus “cercanos” le hicieron ver su error.
Otros, abiertamente preocupados, oraban porque el gobernador no se enterara.
Las consecuencias serían demoledoras.
Fue entonces cuando se dio la “operación tijera”, tan socorrida por los gobiernos y medios cómodos cuando algo sale mal.
Se le pidió a David Huerta, antes que a nadie, que hiciera un esfuerzo para que en la versión estenográfica del evento y en la publicidad oficial, se omitiera la mención a Marín.
La misma “amable” solicitud se le hizo a los medios regionales de información que daban cuenta del informe.
Sin embargo, el tema fue muy comentado por los invitados del edil.
Tanto, que se volvió materia prima indispensable para el cotilleo político del fin de semana.
Además, existen un par de videos que escaparon de la censura, que hoy están celosamente guardados en un lugar seguro, esperando mejores tiempos para salir a la luz pública.
Se usarán para los fines que a los interesados convenga.
No tenga la menor duda.