Por Alejandro Mondragón
El gobernador Rafael Moreno Valle entró al despacho presidencial la primera semana de octubre. Llegó para reunirse con Enrique Peña Nieto.
¿De qué hablaron? ¿qué se dijeron? ¿hubo acuerdo electoral para Puebla?
No se sabe y sería pretencioso insinuarlo.
Se conoce, eso sí, que Moreno Valle pidió una cita hace un par de meses en Los Pinos para ofrecerle a Peña Nieto una alianza patriótica para combatir a Andrés Manuel López Obrador.
Sigue sin conocerse el resultado de la reunión privada, pero existen una serie de hechos que ocurrieron después del encuentro entre Peña Nieto y Moreno Valle que sirvió de marco para tentar el terreno de una tersa elección de alternancia.
1.- Una semana después, la esposa del góber, Martha Érika Alonso, se descartó públicamente para ser candidata a la gubernatura. Se mantuvo como nueva lideresa del PAN en Puebla, pero le bajaron el perfil mediático.
2.- El CEN del PRI, encabezado por Manlio Fabio Beltrones, y el representante del partido ante el Instituto Nacional de Elecciones, Jorge Carlos Ramírez Marín, nada hicieron para bloquear los nombramientos de los nuevos consejeros del OPLE en Puebla, identificados con el morenovallismo. Dejaron pasar el tema y avalaron un recurso local de impugnación, como para no verse muy obvios.
3.- El PAN de Moreno Valle no protestó, ni censuró, tampoco impugnó la nueva redistritación para Puebla que favorece el voto verde del PRI. Silencio total. Devolver Casa Puebla es cuestión de tiempo.
4.- El punto más relevante, el dato duro, es la suspensión que hizo el PRI de una campaña masiva en redes sociales contra el gobernador Moreno Valle y su candidato Tony Gali.
Puebla, entre la ingobernabilidad y la irresponsabilidad de Moreno Valle que quiere imponer gobernador en Tony Gali, era el tema que se usaría, con el propósito de que el PAN bajara diez puntos y reventar la alianza con el PRD.
Vino la orden: se suspende hasta nuevo aviso.
5.- Es muy notorio leer las columnas del Tripack, donde sale más Blanca Alcalá que Tony Gali, en el afán por bajar a Enrique Doger que los pone muy nerviosos.
La senadora Alcalá tiene ya todos los reflectores nacionales. Ha sido encargada para defender la negativa senatorial contra la reducción de la carga fiscal a los refrescos y ponderar los beneficios presupuestales en el horario triple A de los medios electrónicos.
Dicen los priistas que el góber de Puebla es el único interlocutor de Peña Nieto en el PAN. Por eso, no habrá golpeteo en su contra, tampoco se exhibirá más allá de la calentura electoral y, eso sí, cero persecución.
Si se confirma que hay un pacto tácito con Los Pinos es porque los números electorales no le alcanzaban y realizará sacrificios para el grupo.
Este escenario del eventual regreso del PRI a Casa Puebla es la mejor noticia para los independientes en el 2018.
Está claro que también busca acercarse a la derecha y panistas poblanos marginados, pero más que para sumarlos a la victoria, sería para compartir la derrota en 2016.
Hoy plantea encuentros privados, porque quiere fotos con figuras políticas opositoras para justificarse.
El exalcalde Eduardo Rivera, quien ya se reunió en secreto con el góber, tiene miedo por las cuentas públicas, aunque está claro que Moreno Valle no tiene las condiciones para hacerle algo, pero todavía anda temeroso.
Finalmente, qué pensarán de todo esto el inefable Ricardo Anaya, líder nacional del PAN y, sobre todo, el alcalde Tony Gali, pues se sabe que en caso de existir un acuerdo 2016, será para devolver Casa Puebla con Blanca Alcalá de candidata de Peña Nieto.