Por: Valentín Varillas
Éstas fueron las palabras con las que, oficialmente, el presidente Peña Nieto nombró a Rosario Robles titular de la SEDATU, como nuevo enlace de la federación con el gobierno del estado de Puebla.
Al término de su discurso, en el acto oficial que encabezó en Puebla el mandatario federal con motivo de la inauguración de vialidades de acceso a la zona industrial de San José Chiapa, ya fuera del micrófono, se escucha claramente la frase con la que selló el relevo en la estafeta.
El video que le presento a continuación no deja lugar a dudas.
La frase está llena de simbolismo.
Como le comentaba apenas la semana pasada en este espacio, el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, quien había recibió originalmente la encomienda presidencial de perfilar en Puebla la estrategia de posicionamiento de las acciones del gobierno federal, fracasó rotundamente.
Lejos de actuar como alfil del grupo de Peña, el funcionario se desempeñó invariablemente como un palero del gobernador Moreno Valle.
Las loas, alabanzas y demás zalamerías fueron notables en el discurso ensayado en todas y cada una de sus visitas a la entidad.
En esa columna, contrastaba el penoso papel de Ruiz Esparza con el de Rosario Robles, quien cumplió a cabalidad la responsabilidad de “apadrinar” estados como Guerrero o Oaxaca, en donde el PRI, a pesar de ser oposición, había obtenido importantes victorias electorales vendiendo eficientemente los beneficios de los proyectos financiados y operados por el gobierno de la República.
El nuevo encargo presidencial supone la necesidad urgente de un cambio radical en Puebla, en donde ni siquiera los medios de comunicación que tienen jugosos contratos publicitarios con el gobierno federal, hablan del presidente y sus acciones.
Para ellos, no hay más que el gobierno de Puebla y quien lo encabeza.
Rosario Robles no es de la tibieza de Ruiz Esparza y, sobre todo, es evidente que no simpatiza con el gobernador.
A pesar de que en el evento, el video muestra cómo el mandatario estatal es el primero en aplaudir y enviarle una reconciliadora sonrisa a Robles, ella de plano ni se inmuta.
Tampoco existe la más mínima comunicación y ni siquiera se despiden al término de la ceremonia, en donde salen por caminos diferentes sin cruzar miradas.
En la página de la Presidencia de la República también se publica la foto en donde se devela la placa conmemorativa a las obras inauguradas y en donde de un lado aparecen el presidente Peña y Rosario Robles y del otro, Moreno valle y Ruiz Esparza.
¿Simple casualidad o afinidad política?