Ya está el hoyo donde irá el ascensor, ubicado a un costado de los baños para desembocar en La Tesorería. Esa zona está inundada de cámaras de seguridad para controlar cualquier movimiento.
Se sabe que la obra la realizan familiares del rector Alfonso Esparza.
Por lo pronto, el equipo de Valdiviezo presume sin menor rubor:
“Hoy controla a los grupos universitarios y está convencido que la decisión en la BUAP será de Alfonso Esparza y nadie más”.
¿La razón?
El fin sexenal del morenovallismo. Sus operadores y el propio gobernador Rafael Moreno Valle saldrán raspados del 2016 y andarán ocupados en el proyecto 2018 que se olvidarán de la sucesión de la BUAP. Eso cree.
Muy echado para adelante se encuentra en su propósito René Valvidiezo.
No es el mismo que terminó en el hospital hace unos meses después de una reunión privada que sostuvo con quienes manejaron durante décadas la seguridad interna de la BUAP.
El académico terminó en el nosocomio con el diagnóstico de pre infarto.
Y es que uno de los asistentes, muy molesto porque sus privilegios le habían sido arrebatados por los intereses de Esparza Ortiz, le mostró una arma de fuego que llevaba en el cinturón.
Valdiviezo, agüerista y esparcista, enfrenta varios escandalitos internos.
En un documento interno de la BUAP, al que tuvo acceso Al Portador, se acusa al actual secretario general de la máxima casa de estudios de lavado de dinero en la malversación del subsidio universitario.
“Valdiviezo opera diversos procedimientos para controlar elecciones, expulsar críticos, respaldar aliados incondicionales y abdicar a todo principio.
“Realiza constantes purgas, su grupo de operadores secuestra documentos y promueve la simulación y la depredación académica.
“Valdiviezo corrompe y amenaza a universitarios, a través de Dimas Chávez y Rufino Márquez. Crean una atmósfera de miedo. El terrorismo laboral, despido y desconfianza acrecentan las prácticas en una institución en la que el rector presume que “no hay más política que la política universitaria“.
“Desde su oficina se incomunica a los universitarios con la sociedad. Hay un doble discurso, se ocultan prácticas delictivas para eliminar todo criterio ajeno al de Alfonso Esparza, quien a nombre del voto de las mayorías impone los intereses de las minorías.
Valdiviezo se auto proclama de izquierda, pero en los hechos intimida, corrompe y expulsa, protegido en el manto de la autonomía y los medios de comunicación amañados”, concluye la investigación.
EL ELEVADOR
Con el pretexto de cuidar su salud, Valdiviezo ya se mandó a construir su propio elevador en el mismísimo Carolino. Lo que ningún rector hizo.
Así llegará más rápido a su oficina. Sólo lo puede utilizar él. El ascensor se localizará en el segundo patio del Edificio Carolino, al que excepto su equipo nadie tiene acceso.
Quizá olvide que el inmueble es Patrimonio Universitario Arquitectónico de la BUAP, más que por su belleza y antigüedad, por la emblemática historia que se escribió en él y su contexto en el tiempo.
Desde 1937 es ocupado por la Rectoría y sirve de oficinas administrativas. Es el símbolo universitario de la autonomía.
Se empezó a construir en el siglo XVII, con los bienes que el comerciante en grana Melchor de Covarrubias cedió en beneficio de los jesuitas, se le hicieron añadidos en los siglos XVIII y XIX. La traza original es de estilo renacentista, donde sus patios y claustros jugaron un papel activo en la educación que ahí se impartía.
Pues ahora en el segundo patio se halla el hoyo para el elevador de Valdiviezo.
