A nombres como los de José Andrés de Oteyza, Carlos Ruiz Sacristán, Jesús Reyes Heroles o Sergio Hidalgo Monroy, hay que sumar el del poblano Valentín Meneses Rojas.
Sí, el marinista, apenas terminado el pasado sexenio, se ostentaba ya como representante de la empresa española y se le vio varias veces cabildeando a favor de sus intereses en varias dependencias públicas.
Meneses fue pieza clave para que el gobierno del estado le asignara a OHL, de forma directa y sin licitación de por medio, las obras de construcción del Libramiento Norte.
En su momento, como titular de la SCT, el marinista justificó la ausencia de concurso para la entrega del contrato argumentando que “no se licitó porque no se utilizan recursos públicos ni federales, estatales, ni municipales; será la empresa la que invierta, y todo está apegado a derecho, a la ley. Va a haber una derrama económica, se van a generar empleos, toda la zona metropolitana norte se va a descongestionar”.
La empresa constructora se comprometió a invertir en la obra 189 millones de Euros, algo así como 3 mil 400 millones de pesos, a cambio de disfrutar de los beneficios de un período concesional de 33 años de esta carretera que tendrá una longitud de 35 Km, que de acuerdo al proyecto será de dos carriles por sentido y conectará la autopista México-Puebla con las autopistas Amozoc-Perote y Puebla-Veracruz.
OHL, de acuerdo con sus propios números, esperaba obtener ganancias por mil 429 millones de Euros, más de 25 mil 700 millones de pesos, tan sólo por esta concesión.
Como Secretario de Comunicaciones y Transportes y más adelante como titular de Gobernación, Valentin Meneses fue fundamental en el proceso de negociación con ejidatarios que se negaban a vender sus tierras a la firma española y hacerse así de los predios necesarios para echar a andar el proyecto.
Inclusive, a petición expresa de OHL, se consideró en su momento la posibilidad de expropiar una franja de 3 Km de predios propiedad de ejidatarios que no estaban interesados en vender su patrimonio.
Al final, la estrategia de la expropiación fue abortada por su potencial alto costo social y porque evidenciaría el descarado apoyo gubernamental que se le estaba dando a la firma.
Como muestra de “buena voluntad”, OHL accedió a pagar 500 millones de pesos por derecho de vía, lo que no sirvió para convencer a los reacios a vender.
Sin embargo, Meneses fungió siempre como mediador entre la empresa y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, quienes asumieron la defensa de los ejidatarios.
Es más, en noviembre de 2010, ya como Secretario de Gobernación, dio la indicación de que la SCT fuera relevada de las negociaciones entre ejidatarios y empresa para acordar por fin el inicio formal de la obra y que fuera la dependencia a su cargo la que se encargara totalmente de las labores de cabildeo.
En ese momento, la liberación de terrenos era cercana al 60 por ciento, lo que representaba 22 de los 35Km del total de la obra.
Ya en el 2011, fulminado el marinismo, Meneses se convirtió en una figura cotidiana en secretarías como la General de Gobierno y la de Infraestructura, a donde acudía, según él, con la representación de la empresa constructora española OHL.
Así como lo lee.
Es claro que se trató de un descarado pago de facturas.
En julio de ese año, trascendió que uno de los principales líderes de los ejidatarios, José Mateo López Aguilar, habría recibido una fuerte cantidad de dinero a cambio de acceder a vender sus tierras.
Según sus compañeros de “lucha”, la transacción comercial tuvo un valor oficial de un millón y medio de pesos, pero sospechan que existió un pago mucho mayor para convencerlo.
Además, revelaron que, previo al acuerdo, se llevaron a cabo reuniones secretas con Valentín Meneses a espaldas del movimiento, las cuales convocaron a campesinos para pedir programas o apoyos como tractores y fertilizantes para aplazar marchas y acciones.
En estas últimas reuniones, Meneses ya fungía como “ejecutivo” de OHL.
A pesar de esta dualidad, el negocio no cuajó.
El gobierno de Rafael Moreno Valle decidió echar para atrás la amañada concesión y así fue como Meneses regresó a ser un simple mortal.
Sin embargo, OHL ha regresado por sus fueros y realiza en Puebla el proyecto del Libramiento Elevado, el que se encargará de operar y conservar por los próximos 30 años.
Si bien se trata de una obra federal, al final, el morenovallismo no solo no ha puesto trabas en el tema, sino que ha mostrado una actitud diferente ante una de las empresas consentidas del presidente Peña Nieto.
¿Veremos al final del sexenio a alguno de sus alfiles integrar las filas de altos ejecutivos de OHL?
A estas alturas, ya todo es posible.