En las últimas semanas se han registrado al menos cuatro agresiones en contra de jóvenes universitarios, siendo un caso reciente el de unas estudiantes que fueron rociadas con gas lacrimógeno.
Esto lo denunció Miguel Ángel García, estudiante de la facultad de Economía e integrante del Colectivo por una Educación para Todos (CUEP), quien describió que hace unos días unas alumnas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla se encontraban en una parada del transporte público afuera del campus universitario, cuando un sujeto abordo de una camioneta gris les echó gas lacrimógeno.
Las jóvenes, describió Miguel Ángel, decidieron no denunciar nada de manera pública por el temor de que tuvieran represalias en su contra.
Estos hechos se suman a la agresión de la que fueron objetos los integrantes del CUEP quienes realizaban una huelga de hambre en el zócalo de Puebla, quienes fueron agredidos por sujetos “con clara intención de matarnos”, según recordó Miguel Ángel, quien fue uno de los atacados.
Además, equiparó lo sucedido con el secuestro del que fue víctima una estudiante de la facultad de Derecho, quien fue levantada el 14 de febrero, día en que se llevó a cabo la elección de los consejos universitarios.
La estudiante, de nombre Gloria Matamoros García, entró a la universidad en 2014, por lo que “no tenía vida política” sino que sólo mostró interés por la vida de su escuela, lamentó Miguel Ángel.
Ese día, Gloria salió de su casa para dirigirse a la universidad, cuando sujetos abordo de una camioneta la interceptaron, la subieron a la unidad, y se la llevaron hasta Cuautla, Morelos, donde la dejaron en medio de la nada.
Como parte de la relatoría de agresiones hacia los universitarios, Miguel Ángel mencionó además el caso de un estudiante de la máxima casa de estudios a quien dos tipos, que no se identificaron, intentaron detener cuando éste viajaba en un transporte público.
“El gobierno es el que tiene más miedo, el que usa estas medidas cuando el pueblo viene a despertar”, reflexionó Miguel Ángel al destacar que los universitarios, en lugar de sentir miedo, deben usar estos casos como una herramienta y motivación para continuar adelante.