23-11-2024 03:30:21 PM

Fracaso de coaliciones, prueba para partidos

tempestad17

Partidos que, durante años, han vivido a expensas de los beneficios de formar coaliciones con los llamados “grandes” de la política nacional.

De esta manera, se podrá evaluar realmente si son todavía una opción válida en función de las necesidades políticas actuales de los mexicanos.

Cada voto tendrá que ganarse con trabajo político y ya no con las prebendas tradicionales que mantuvieron a algunos partidos conectados a un auténtico respirador artificial.

De no lograr el mínimo de votos necesario contemplado en la ley, su destino será mortal.

La limpia, de concretarse, no caería nada mal.

Cientos de millones de pesos de prerrogativas se destinan cada año al sostenimiento de partidos que nada aportan a la democracia mexicana y que en realidad son sólo la fachada de muy lucrativos negocios personales o de grupo.

Ese dinero, sin duda, podría destinarse a cuestiones de mucho mayor importancia social que el mantenimiento de institutos políticos electoralmente obsoletos.

En lo político, actúan como veletas que cambian de ideología y convicciones de acuerdo a sus intereses particulares en ocasiones legitimando a los gobiernos en turno.

“Prostitutas electorales” —les han llamado con razón en elecciones anteriores.

Por si fuera poco, estos partidos se han convertido en cajas de reciclaje de políticos que otros han desechado y que no comulgan en nada con los principios ideológicos que en teoría les dan razón de ser.

Pragmatismo puro.

En este contexto, ¿qué aportan realmente al ciudadano?

¿No cree que, en la práctica, resultan absolutamente prescindibles para el desarrollo de nuestra novel democracia mexicana?

El mismo reto tendrán, sin duda, los partidos de nueva creación.

Deberán que demostrar que su inclusión al sistema político mexicano está plenamente justificada y que vienen a aportar elementos que abonen a revolucionar la oferta electoral.

No pueden caer en los mismos vicios y trampas que los partidos tradicionales.

De hacerlo, no harán sino abonar al enorme desencanto que la mayoría siente hacia la actividad política y la existencia misma de los partidos como instituciones de interés público.

Serán, como lo fueron otros, costosísimos “frankensteins” de ocasión cuya súbita y brevísima existencia será nuevamente tomada como ejemplo para llevar a la mesa de discusión pública, otra vez, la necesidad de reformar las leyes para endurecer los requisitos para la conformación y el mantenimiento de los partidos.

Las consecuencias de lo anterior, si bien ya se sienten, pueden llegar a ser mucho más graves.

Ejemplos del hartazgo ciudadano a la política tradicional son las cada vez más frecuentes candidaturas de artistas, deportistas o personajes famosos que venden su popularidad a cambio de la simple obtención de votos, pero que en realidad no cuentan ni con la preparación, el talento o la vocación para hacer un buen papel en el servicio público.

Es cierto que quienes en teoría cumplen con lo anterior nos han defraudado históricamente, pero en otros lares sobran ejemplos de cómo estas “figuras” carismáticas han llegado a importantes cargos de elección popular con resultados desastrosos.

En México, el paso de estos íconos de la popularidad ha sido históricamente muy modesto y en la mayoría de los casos, su paso por la política ha servido únicamente para abonar a la de por sí ya saturada picaresca nacional.

latempestad

About The Author

Related posts