Un ausente definió las líneas generales del discurso del PRI, un partido que tras perder la titularidad de Casa Puebla quedó marginado y atrapado por su pasado, y hoy busca, aún tímidamente, levantar la cabeza y enfrentar al poder estatal de la mano de un PRI que quiere erigir a Enrique Peña Nieto como una de esas figuras omnipresente y omnisciente del presidencialismo de antaño.
Y a ese ausente Isabel Allende, le anunció que “en el PRI hemos cerrado filas y desde esta trinchera señalamos puntualmente que no toleraremos abusos de gobernantes que le han dado la espalda a la gente”.
Ahí, en el discurso que ofreció ante los más de 4 mil priístas que abarrotaron, como en los tiempos de la matraca y el aplausómetro, el auditorio del Complejo Cultural Universitario sostuvo que será con unidad al interior del partido y con el apoyo de la dirigencia nacional como podrán hacer frente a sus contrincantes políticos.
“Tenemos ante nosotros el gran el reto de renovarnos, juntar la fuerza de la juventud apuntalada por la experiencia de nuestros militantes y el respaldo de nuestros líderes nacionales”.
Allende Cano también aprovechó su espacio en tribuna para lanzar puyas en contra de aquellos otros, dijo sin mencionar nombres, “que hacen caravana con sombrero ajeno”, esto en referencia a las obras que se han financiado con recursos federales pero que son presumidas como propias por la administración estatal.
Y apuntó: “juntos debemos abrir los ojos para soslayar a quienes han hecho del oropel una forma de gobierno, hoy la Puebla de convivencia fraterna ha sido dirigida por un proyecto personal que ha enconado a los poblanos. Hoy la forma de gobernar en el estado de Puebla es unipersonal y no con la acción colectiva de una sociedad que demanda transformaciones para mejorar. Los poblanos queremos recuperar nuestras libertades, de expresión, de trabajo, de expresar nuestras ideas, la libertad empresarial. Los gobiernos no pueden sostenerse con mentiras, no pueden alterar la realidad para encubrir sus fechorías, tarde o temprano la verdad los aplastará, no hay que olvidar que es en la gente en donde reside el verdadero poder.
Y concluyó: “No queremos gobiernos con corazón de concreto hidráulico. Queremos gobiernos con rostro humano y sensible, que de verdad respete los derechos humanos”.
Por su parte, el dirigente nacional del tricolor, César Camacho Quiroz, señaló, también sin mencionar directamente al mandatario poblano, el que su partido no puede permanecer indiferente, “impávido ante una situación por momentos insostenible, de atropellos, excesos, donde alguien cuida su imagen a toda costa y a todo costo, eso no se vale, vamos por la reivindicación de Puebla”.
El priísta emplazó a las dos nuevas dirigencias, la estatal y municipal, que ayer rindieron protesta a “mantener los sentidos bien abiertos y a tener una actitud ciertamente aguerrida pero también de responsabilidad y edificación”.
La reuniones con Eukid no significa compromisos con Casa Puebla
En entrevista posterior al evento partidista, CamachoQuiróz, reconoció que la dirigencia estatal recién nombrada ha sostenido reuniones con el operador político del mandatario, el diputado Eukid Castañón, pero que eso no significa que haya compromisos con Casa Puebla.
En entrevista César Camacho, dirigente nacional del PRI, cuestionó la respuesta “tibia y evasiva” del gobierno de Rafael Moreno Valle y que no se ha cumplido con la misma, y sostuvo que el asunto y las repercusiones sobre el caso Chalchihuapan no concluyen con las recomendaciones dictadas por la CNDH.
Y aunque el líder tricolor evadió fijar postura sobre la petición social del juicio político al mandatario estatal argumentando que hay “responsabilidades de acción y omisión, que van más allá de un asunto de censura política que es a lo que se limita el juicio político”, pero no aclaró como se podrían enfrentar esas responsabilidades si por la vía penal y/o jurídica.
Por último cuestionó que Moreno Valle sea un gobernante que prefiere mostrar un mundo de telenovela, “que no se compadece con la realidad que viven los poblanos, un gobernante poco afecto a escuchar, las manifestaciones se suceden una a una, sin sesgos partidistas, lo cual debe llevar al gobernante a responder y tener puertas abiertas, es el gobierno el que se tiene que adecuar a las pretensiones de la sociedad”.
