Qué hermoso se abraza de los damnificados de las inundaciones en la capital.
Qué grandes ideas tiene: Puebla se suma a la campaña de circos sin animales.
Que la estrella que lo hizo político en el 2013 lo sigue para su campaña del 2018.
Que fue la revelación como candidato.
Pero qué mal gobernante está resultando.
Estas consideraciones han sido evaluadas en el círculo cerrado del 01 para concluir que Tony Gali Fayad es el clásico ejemplo de buen candidato, decepcionante gobernante.
¿Dónde está el estadista de la ciudad?
Nadie lo ha visto, porque se comporta como el mayordomo del reino en la capital.
Sin equipo propio, con gabinete prestado y rodeado de aduladores que buscan ganar dinero a costa del presupuesto que maneja, Gali Fayad lleva cinco meses en el cargo de presidente municipal de Puebla con más oscuros que claros.
Fue el único edil que hizo su fiesta de 100 en 90 días.
Hoy las lluvias lo tienen atrapado en la ineficacia de una administración y el karma de destapar como edil lo que taponeó como secretario del gobierno de Rafael Moreno Valle.
Quedó demostrado con las inundaciones que encementar las principales avenidas de la ciudad de Puebla entre municipio y estado resultó una trampa mortal.
Los bulevares y viaductos han cerrado las arterias de paso natural del agua, al grado de desquiciar a la capital en cada lluvia intensa. La millonaria inversión en concreto hidráulico se pierde, porque ahora rompen para revisar drenajes.
Chulada de primer mundo; no mamen.
Reportes oficiales indican que en los 5 meses de gestión no presupuestó ningún peso para desazolve, drenaje y agua de Puebla. ¿De qué carajo sirvieron siete meses de transición, de planeación entre administraciones saliente y entrante?
De los ladridos propagandísticos que impuso como política de comunicación Marcelo García Almaguer se pasó a los ronroneos boletineros de Juan José Cué y Ricardo Gutiérrez. Un desastre absoluto de un ayuntamiento que no transmite.
Desde la colonia del Valle en el DF puede seguir mandando García Almaguer para conservar sus negocios intactos, pero ni así se pinches puede.
De nada sirvió el extra que autorizó Marcelo a los medios, al margen de los acuerdos del Tripack, pues nadie defiende la causa de Gali, lo dejan solo.
Eso sí, los morenovallistas en el ayuntamiento mandan a sus medios a enderezar campañas contra los amigos de Gali en la comuna, como Guillermo Aréchiga.
En cinco meses, no existe un proyecto hoy que defina a Tony Gali.
Las magna obras son para lucimiento de Cabalán Macari porque así lo quiere el gobernador Moreno Valle.
Las inundaciones desmaquillaron una gestión que se presentó bien peinadita, perfumada y vestidita, pero que nada más sirve para la foto.
En los hechos, no se gobierna.
Ha sido, sin temor a equivocarme, el peor arranque de un alcalde en Puebla desde que inició la transición partidista en 1996.
Es mal negociador, pues el nuevo contrato a Citelum costó a la ciudad tres veces más de lo que se pagaba en otras administraciones. De ese tamaño habrá sido la comisión.
Tony Gali siempre dispuesto a darle una segunda oportunidad a los perritos y gatitos abandonados, pero ya las últimas mediciones de imagen le cobran factura.
Baja la popularidad, porque una cosa es ser candidato y otra gobernante.
El problema es pensar que —en un futuro si se tiene una poderosa estructura electoral para ganar— irá en camino seguro para el 2016 o 2018. No, es una ilusión, pues al interior del equipo del poder se evalúan otras opciones.
Que no se le olvide a Tony Gali que el gobernador trae el proyecto presidencial del 2018 y hoy se responde en función de un equipo, no de individualidades.
Si no está a tono será rebasado, máxime que Moreno Valle sabe que sus enemigos le cobrarán todas, las de él, de sus colaboradores, aliados y Gali.
Se pone las pilas o lo desconectan.
