Desde hace poco más de tres semanas, —cuando la empresa fue inhabilitada por la Auditoría Superior de la Federación— el tema Oceanografía empezó a inquietar en Casa Puebla.
En ese tiempo, publiqué en este espacio los contratos millonarios contratos de obra otorgados a Yáñez por el gobierno estatal.
Los focos rojos se encendieron a partir de la intervención de la administración de la empresa por parte de la Procuraduría General de la República.
Fraude, falsificación de documentos, operaciones con recursos de procedencia ilícita y ligas con la comisión de delitos como el robo de combustible a ductos de Pemex, fueron las razones.
Fue en ese momento cuando se decidió instrumentar un control de daños anticipado, por aquello de las malditas dudas.
El tema Oceanografía seguía acaparando los espacios principales de prácticamente todos los medios nacionales y era únicamente cuestión de tiempo para que se empezará a ligar a Moreno Valle con Amado Yáñez.
En esta lógica se contrató a Héctor Alcudia Goya como nuevo vocero del gobernador poblano.
Se trata de un hombre con experiencia en la comunicación social y con relaciones importantes con periodistas y medios nacionales.
Sin embargo, los datos duros publicados en la columna de Riva Palacio son demoledores.
De ahí que la psicosis de quién pudo haber sido la fuente del periodista tiene inquietos a quienes forman lo más granado del poder político local.
La principal preocupación del gobernador es que la información haya salido del gobierno federal.
No le gustó nada al mandatario el hecho de que el presidente Peña Nieto, en el evento de término de su período al frente de la Conago, no haya hecho siquiera la menor referencia discursiva al trabajo realizado por el poblano.
Después de que Moreno Valle fue uno de los más entusiastas defensores de las reformas estructurales enviadas por el presidente al Congreso de la Unión, se esperaba por lo menos alguna palabra de reconocimiento.
No fue así.
La molestia aumentó a finales de la semana pasada, cuando resultó evidente el trato frío que le dio al gobernador el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, durante la reunión de seguridad de la zona centro del país, celebrada en Puebla.
De ser cierto lo anterior, podría ser un importante parteaguas en las relaciones entre mandatarios, las cuales se habían caracterizado hasta ahora por los acuerdos, la cooperación y el excelente trato.
El hecho de que el priismo poblano haya endurecido su posición con respecto al gobierno estatal, especialmente a través de personajes de comprobada cercanía con el presidente, puede ser también considerado como muestra de potencial distanciamiento.
Y es que, la preocupación real del morenovallismo radica en que el tema no quede ahí y se pase de lo mediático a lo jurídico.
Si bien el tema del gobernador y el financiamiento oscuro de su campaña es “un daño colateral” como escribe Riva Palacio, una vez a la luz pública se convierte en un asunto de potencial lucro político para los enemigos de Rafael.
A nivel local y para quienes agazapados esperan que se vaya fortaleciendo el tan cacareado proyecto presidencial.
El factor Elba Esther
¿Y si no fue el gobierno federal el que filtró la información?
Una posibilidad real puede ser Elba Esther Gordillo y su hija Mónica Arriola.
A pesar de que gente cercana al gobernador Moreno Valle asegura que el distanciamiento con la maestra es únicamente mediático y que los lazos que los unen siguen tan fuertes como siempre, no sería difícil que en aras de seguir gozando de ciertos privilegios y buscando conseguir una liberación anticipada por motivos de salud, Gordillo haya empezado a brindar información valiosa al gobierno federal sobre sus contrincantes políticos.
No tiene ya nada que perder y todo por ganar.
No se olvide que el golpe a Oceanografía es un golpe también a personajes de la plana mayor panista actual y la que operó en el pasado reciente.
No se olvide tampoco que el gobernador de Puebla manda hoy en el PAN y que forma parte de esta plana mayor.
