22-11-2024 06:59:00 AM

¿Y después de la marcha qué?

Todo está listo para que miles de poblanos y poblanas salgan a las calles a protestar contra la inseguridad y sumarse al movimiento nacional por el secuestro y asesinato de Fernando Martí.

Sin duda que el sábado a partir de las 19.00 horas se reflejará la impotencia de una sociedad harta de la incapacidad o complicidad de la autoridad contra el hampa organizada.

Sin embargo, la duda principal surge: ¿Y después de la marcha qué?.

Los participantes se irán a sus casas a hacer exactamente lo que han hecho toda la vida y la marcha quedará reducida sólo a lo que pasa cuando se quita la válvula a una olla exprés y una vez controlado el vapor se vuelve a colocar hasta la próxima.

Experiencias callejeras han demostrado que una manifestación refleja un estado de ánimo. Es la fotografía del momento de indignación para reclamar en la plaza pública las insuficiencias del poder.

Los manifestantes sin duda que llegan sin bandera sólida frente al poder, porque en la víspera se efectuó en la Ciudad de México una cumbre contra la inseguridad, donde los organizadores aceptaron tácitamente las demagógicas propuestas de la autoridad en todos sus niveles de gobierno.

¿Y después de la marcha qué?.      

¿Acaso detendrán a todos los jefes de la delincuencia organizada?.

¿Devolverán a sus familias a quienes se encuentran secuestrados?.

Queda claro que quienes perdieron la vida ya no regresarán.

¿Y después de la marcha qué?.

Sin duda que no queda más que responder tal interrogante.

La única forma en un país democrático de modificar el status quo es a través del voto que se ejerce para elegir a las autoridades.

¿Cuántos de los marchistas votan?.

Las estadísticas indican que 60 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, al menos en Puebla, evitar por diversas razones su sufragio.

¿Y si en lugar de marchar, votamos?.

Sin duda que le haríamos un bien a este país, porque precisamente hay que impedir que lleguen los incapaces y los corruptos.

Ya no se discute hoy el cambio, el combate a la corrupción e incluso la crisis económica, sino la sobrevivencia porque si algo se ha perdido es la tranquilidad.

¿Y cuánto vale nuestra seguridad?.

No tiene precio.

El mayor castigo para el político y su partido no se da en las calles, sino en las urnas.

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