23-11-2024 10:46:31 AM

Las letras, un pretexto para compartir vidas

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Enseñar a leer y escribir es algo que no se puede explicar con palabras, “porque la gente te acepta, te recibe en su casa como si fueras alguien que conociera desde hace tiempo, comparte contigo no sólo los pocos bienes materiales que posee, sino también sus experiencias de vida. Te vuelves parte de ellos. Al final las letras se vuelven el pretexto para compartir nuestras vidas”, expresó emocionada Norma Oropeza López, quien desde los 15 años participa como alfabetizadora del Centro Universitario de Participación Social (CUPS) de la BUAP.

buapadentroEn 2005 siendo estudiante de la preparatoria Enrique Cabrera Barroso acudió a la comunidad de San Antonio Cañada en Santa Catarina Otzolotepec, Tehuacán, donde se enfrentó a una cruda realidad: conoció a gente que nunca tuvo la oportunidad de aprender a leer y escribir.

Norma nunca se había enfrentado el reto de enseñar, primero lo abordó con nerviosismo y con el paso de los días con valentía y entrega, porque la satisfacción de instruir era más grande que su miedo.

¿Qué sentiste cuando te agradecieron por primera vez?, se le preguntó. En ese momento, los ojos de la joven se tornaron de nostalgia, reflejando un destello que traspasó sus lentes de pasta para recordar un momento memorable:

“Cuando tienes 15 años nunca esperas que alguien te agradezca de esa manera, porque llevas toda la vida leyendo y escribiendo, das por hecho que todo mundo lo hace, parecía algo irreal que me sucediera”, confiesa.

“Cuando una persona logra escribir una palabra que tiene significado para ella, como su propio nombre, el de su comunidad o de sus hijos es algo mágico, porque se les había negado este derecho durante mucho tiempo”, afirmó.

De mirada firme y decidida, con una actitud cálida y voz pausada podría describirse la personalidad de Norma, quien cada verano desde hace ocho años participa en el programa “Aprende enseñando” del CUPS por el que acude a diferentes comunidades marginadas de la entidad poblana para enseñar durante dos meses las primeras letras.

Durante el programa, la estudiante se cuestionó sobre la manera de aprender el lenguaje, cómo se manifiesta y cómo se usa, detonantes que la dirigieron a estudiar Lingüística y Literatura Hispánica en la Universidad.

A punto de egresar, indicó que sus experiencias con la gente y sus grandes amigos, a quienes conoció en campañas de alfabetización, son los motivos por los que cada verano acude a las jornadas.

Las aspiraciones de Norma Oropeza son seguir trabajando en el campo de la educación, especialmente en la alfabetización de adultos y en la educación de diferentes contextos lingüísticos, así lo demuestra y delata su vestimenta con bordados indígenas.

La alumna afirmó con decisión y firmeza: “No ha sido una pena estar en las campañas de alfabetización, al contrario ha sido un crecimiento personal y humano”, porque le enseñaron a ser más sensible y a comprender la realidad del país y de quienes viven en zonas marginadas; por si fuera poco aprendió a cocinar, echar tortillas y bordar, labores que, afirmó, no se aprenden en las aulas, sino en la vida.

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