Sin embargo, lo hacen bajo el amparo y la protección de la limpísima e inmaculada Dirección de Normatividad Comercial del Ayuntamiento de Puebla, a cargo del todavía más limpísimo e inmaculado Luis Mora Velasco.
La omisión oficial es, en este caso, descarada.
Como en la tolerancia a giros negros, casas de prostitución y los bares que trabajan sin las licencias correspondientes, con sobrecupo y dejando entrar a menores de edad.
Pero eso, dice el clásico, es otra historia.
Para operar como Valet Parking, es necesario tener una licencia de funcionamiento que otorga el cada vez menos honorable ayuntamiento de Puebla.
Para contar con esa licencia, es requisito indispensable contratar una póliza de seguro que proteja al cliente contra cualquier daño que sufra su vehículo o cualquier problema jurídico que pudiera generarse a partir de su uso.
Aquí está precisamente el meollo del asunto.
Y es que los improvisados Valet tolerados por la autoridad municipal no cuentan con esta, muy cara póliza de seguro.
Para ellos es más fácil y mucho más económico pasar su consabida mordida a los supervisores de la dependencia referida, en vez de cumplir con lo que marca la normatividad.
El negocio es millonario, goza de cabal de salud y busca crecer en la recta final del trienio.
Para lograrlo, es necesario desplazar a los que sí cumplen con la ley y ganarles el mercado.
Por eso, desde la misma Dirección de Normatividad del impoluto Mora se ha desatado una auténtica cacería en contra de los establecidos para sacarlos del negocio.
Tramposas supervisiones que buscan agobiarlos, operativos sospechosos que aunque no encuentran nada, se realizan en los días de mayor trabajando paralizando completamente su actividad y una descarada complicidad con la Dirección de Tránsito municipal para hostigarlos con los sitios donde estacionan los vehículos y las inevitables dobles filas a las afueras de los establecimientos donde dan el servicio.
El tema no es menor.
De sobra son conocidas historias en donde hechos delictivos se han realizado con la complicidad de los siempre necesarios Valet.
Robos, utilización de vehículos de clientes con fines ilícitos y narcomenudeo son tan sólo algunos ejemplos.
Sin embargo, esto no parece interesarle a Mora y compañía.
Mucho menos en la recta final del famoso año de Hidalgo.
A la hora de la lana, quedan atrás los golpes de pecho y los enjuagues de conciencia.
Y es que, Don Luis, como pomposamente obliga que le llamen, aplica al pie de la letra aquella máxima del emperador romano Vespaciano que afirmaba: “pecunia non olet”, es decir, “el dinero no huele”, aunque venga de la mierda.
A su salud, émulos de la doble moral.
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