Las frases acusatorias, los señalamientos implícitos y los trajes a la medida, quedaron en el anecdotario como contundentes pruebas de lo anterior.
Las líneas leídas por Jorge Ocejo no pueden considerarse improvisadas.
Fueron elegidas con precisión quirúrgica y eliminan cualquier ambigüedad sobre a quién estaban dedicadas.
Lo mismo puede decirse del discurso del gobernador Moreno Valle.
Más allá de que el mandatario hizo también lo posible por dejar bien claro quiénes eran los destinatarios de su mensaje, lo realmente interesante del mismo fue que anuncia un inminente ajuste de cuentas con lo más granado de los doctrinarios blanquiazules.
Aquellos que no sólo se opusieron a su candidatura, sino que lo atacaron abiertamente en lo político y lo personal.
Algunos de ellos sienten que, debido a las negociaciones coyunturales han salido impunes y que su conjura contra el gobernador ha pasado a la historia.
Incluso, la promesa de cargos en futuros gobiernos aliados a casa Puebla los tiene más que optimistas.
El mensaje enviado el sábado pasado, los debería tener nerviosos.
Y mucho.
Abierta y públicamente, Rafael Moreno Valle anuncia que no se le olvida quienes fueron, desde las filas de la ortodoxia partidista, los quearmaron el complot para intentar frustrar su proyecto político e implícitamente promete venganza.
El discurso de Ocejo será el pretexto perfecto para llevarla a cabo.
Y es que, en el presupuesto del gobernador, los “auténticos blanquiazules” son ya absolutamente prescindibles.
Los necesitó en julio pasado para evitar una contracampaña que pudiera afectar sus intereses electorales, pero ya no más.
Otorgó posiciones a unos y se las prometió a otros en aras de lograr la consabida unidad, pero esos acuerdos caducaron al término de la elección.
Ya nada ata a Moreno Valle con el ala más dura del panismo poblano.
Ni siquiera el próximo relevo en la dirigencia nacional del partido, clave para ir sentando las bases para su proyecto transexenal.
El gobernador ha tejido una red de alianzas y apoyos con personajes de peso específico real en la vida interna del blanquiazul a nivel nacional, lo que lo coloca en una posición de privilegio: quien sea que gane la elección, no se opondrá a ir perfilándolo como uno de los candidatos “naturales” para la elección del 2018.
Después de haber perdido la presidencia de la República en el 2012, el mandatario poblano se dio a la tarea de “rescatar” al PAN y a sus principales liderazgos, garantizando que a pesar de no contar ya con el apoyo de Los Pinos, no les falte nada, ni en lo político, ni en lo económico.
Y usted sabe que en política, esas facturas se pagan con creces.
En este contexto, ¿para qué quiere a los panistas locales?
Lo interesante a nivel local, será ver cómo y en que escenarios se revive el enfrentamiento entre grupos.
No se olvide que el arma letal de los morenovallistas es la revisión de las cuentas públicas del alcalde Eduardo Rivera.
Esas que pasa el tiempo y el congreso no analiza.
Hoy que no existen contrapesos en la vida pública poblana, la venganza podría ser certera y muy sangrienta.
Mucho más de lo que se imagina.
latempestad@statuspuebla.com.mx
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