Hay una voz en mi interior que muchas veces me advierte cuando me voy a meter en broncas por decir o hacer algo, el problema es que muy rara vez le hago caso, debido a mi necia costumbre de intentar que mis acciones sean reflejo de mis palabras, que mis palabras sean reflejo de mis pensamientos y estos, a su vez, reflejo de mis sentimientos…. Como les digo, lo intento, no es sencillo, es complicado, y en muchas ocasiones hay que pagar un precio incongruentemente alto por tu congruencia.
Y es que aunque muchos sepan cual es el camino correcto (en cuanto a “correcto” me refiero al camino que tu corazón te señala), pocos son los que se atreven a caminarlo, ya que además de solitario… es contracorriente.
Así como los ciudadanos pasivos son los candidatos naturales para los “Daños Colaterales” de los excesos del poder, los ciudadanos participativos, aquellos que no se callan, esos que exigen e incitan a la colaboración y organización, no son únicamente candidatos idóneos para los ataques directos del mismo gobierno al que critican, sino también por parte de los mismos ciudadanos. Y aunque esto suene ilógico, lamentablemente es más común de lo que a muchos nos gustaría, pero más que entendible dentro de una sociedad caníbal, así como la nuestra. Y es que el instinto de supervivencia no repara en realizar lo que sea necesario para sobrevivir dentro del medio en el que nos desarrollamos diariamente, y esto va mucho más allá del plano “físico”, pues la necesidad de conservación se extiende al plano laboral, social, económico y hasta sentimental. Por mantener un empleo, un negocio, un status, una relación, muchos hacen lo que se tenga que hacer, aunque eso implique adormecer sus conciencias y/o enmascarar su personalidad.
Esta necesidad natural de sobrevivir va de la mano con la percepción que tienen en este momento sobre sus propios gallos políticos, lo cual orilla a muchos adoptar poses, ideologías, trincheras, batallas y hasta personalidades, de acuerdo al color al que le estén apostando. Pero mientras, hacia afuera, la política es cuestión de percepciones, hacia dentro, es un interminable juego de hacerse todos pendejos.
Y bajo este tenor, no sé a ustedes, pero a mí, me cagan quienes se sienten el centro del universo, pero, sin duda alguna, me cagan más quienes se ponen a girar alrededor de ellos.
Sean o no creyentes supongo que estarán enterados de que al Mr. Lucifer (otrora conocido como Luzbel) no lo desterraron de la suite celestial por ladrón, ni por perezoso, ni antisocial, ni por ignorante o por corrupto, lo mandaron derechito al infierno (muy cerquita de la chingada) por la excesiva sobrevaloración del “YO”, por tener el ego hinchado, en palabras llanas… por soberbio.
Los personajes (políticos y sociales) drogados por los “churros”” de grandeza y superioridad son, en muchas ocasiones, los que al mediano y largo plazo ocasionan más daño, por la sencilla razón de que asumen que; sus opiniones, percepciones y necesidades, no sólo son las mejores, sino las únicas. Es entonces cuando se realizan reformas, políticas y obras públicas pensando en la siguiente elección, en el color de su partido, en el posicionamiento de su imagen o como excusa para justificar el desvío de nuestro dinero, y no en las siguientes generaciones ni en las necesidades actuales.
Lamentablemente, es mucho más fácil escribir contra la altivez que vencerla, por lo mismo dudo mucho que hoy día podamos “curar” a los individuos que están enfermos de ella, pero si podemos evitar que estos sigan y que otros similares lleguen a cargos importantes, siempre y cuando, sepamos ocupar correcta e inteligentemente el poder de nuestro voto.
Y sí, en mi humilde opinión, la soberbia es la peor de todas las imperfecciones, ya que esta siempre termina mirando por encima del hombro a las víctimas de sus propios pecados.
Mientras tanto, me niego a tragar la misma mierda de siempre y a quedarme callado ante quienes te la sirven en un plato copeteado, aunque, por lo visto, a muchos sólo me queda desearles buen provecho.
José María Pumarino: Escritor, caricaturistas y empresario. Ceo/Senior Partner de Bushido.mx