Camila Vallejo, dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, convocó a la solidaridad y unidad de los pueblos latinoamericanos en torno a la defensa de la gratuidad y calidad de las instituciones públicas de educación superior, lucha por la cual encabezó un movimiento multitudinario en su país, en 2011, con la adhesión de un millón 250 mil simpatizantes.
En el Auditorio del Complejo Cultural Universitario CCU, donde fue recibida con entusiasmo por miles de jóvenes allí congregados, a quienes agradeció el recibimiento “aunque con una lluvia de ceniza y un volcán a punto de erupción”, la activista estudiantil impartió la conferencia “La importancia de la educación pública como obligación del Estado. Una perspectiva de América Latina desde los otros”.
Tras dar la bienvenida a la destacada defensora de la educación gratuita y de calidad, el Rector Alfonso Esparza Ortiz afirmó: “soy un firme convencido de que los estudiantes que reciben una educación de calidad contribuyen a transformar el mundo para convertirlo en un ámbito del desarrollo humano”.
En ese sentido, puntualizó, “corresponde a la universidad pública alentar el desarrollo intelectual y el pensamiento crítico de estudiantes y académicos; repensar conceptos y ampliar horizontes que nos permitan incrementar el impacto de la educación”.
Camila Vallejo Dowling, egresada de la carrera de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, quien en noviembre de 2010 fue nombrada dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, realizó una recapitulación de la lucha que encabezó en 2011, orientada a la transformación del sistema educativo en su país, donde el Estado sólo aporta el 25 por ciento del subsidio, y el restante 75 por ciento, corresponde a las aportaciones estudiantiles.
Autora del libro Podemos cambiar el mundo y quien fuera nombrada Personaje del año, en 2011, por la publicación británica The Guardian, cuestionó si existe hoy una crisis estructural del modelo educativo. En el caso de Chile, sostuvo, los estudiantes se replantearon el paradigma del modelo educativo, con un diagnóstico compartido: el origen del problema se ubica en la dictadura militar de los años setenta, cuando en la Constitución Política se reconfiguró la función del Estado, de garante a subsidiario, relegando al mercado las principales funciones.
De acuerdo con su análisis, las causas estructurales de la crisis del sistema educativo en Chile son la institucionalidad del sistema, un proceso de desentendimiento de la educación pública por parte del Estado; el esquema de financiamiento, la subvención escolar y financiamiento compartido, y el aseguramiento de la calidad por parámetros estandarizados.
Dicho sistema, precisó, ha profundizado las desigualdades e inequidades sociales y la calidad ha quedado relegada en aras de captar recursos a través de la competencia con parámetros estandarizados, lo que ha desvirtuado una formación integral.
Hoy en Chile, reveló, el 93 por ciento de las escuelas son privadas y sólo el 7 por ciento públicas, cuando hasta 1981 éstas representaban el 78 por ciento. Así, la matrícula de las públicas es del 20 por ciento, contra el 80 por ciento de las privadas.
Si bien reconoció que la movilización multitudinaria que encabezó en mayo de 2011 y que captó la simpatía del 80 por ciento de la sociedad, no prosperó porque tocó “el corazón del modelo neoliberal”, convocó a la solidaridad de los pueblos de América Latina en la defensa de la educación pública gratuita y de calidad: “debemos recuperar la educación pública para integrarnos como sociedad”, culminó.