A veces siento que no encajo en este mundo y, otras tantas, simplemente no encajo.
He sido siempre de la idea de que si lo posible no es suficiente, hay que intentar lo imposible, sin embargo, a veces se torna agotador avanzar por este derrotero, ya que como sociedad estamos tan mal, que el camino correcto es contracorriente.
Hay días, como el de hoy, que mis pretensiones por compartir las reflexiones ligadas al tema “ciudadano” que surgen de mí cabeza se ven drásticamente menguadas, así como las ganas de inmiscuirme en el devaneo político social y yani hablar de generar polémica en la sobremesa analizando los panoramas electorales, hay días que ya ni ganas me dan de creer que se puede hacer la diferencia dentro de una sociedad que se ha acostumbrado a vivir con la mierda hasta el cuello.
Las campañas políticas disfrazadas de conciencia social llevan meses contaminando nuestro entorno e insultando nuestra inteligencia ante la tibia mirada del IFE. Los políticos con piel de “ciudadanos” se desgarran sus vestiduras de seda para tratar de generar la percepción adecuada que le otorgue la tan anhelada candidatura, y poder así contender por ser los “empleados modelo” de la sociedad.
Las ideologías están en extinción debido a que los “intereses” van devastando las conciencias, en todos los bandos.
En estos momento me pregunto a mí mismo lo mismo que muchos me han preguntado en varias ocasiones; ¿de qué sirve?
Nuestras omisiones, nuestro valemadrismo cívico, nuestro laxo sentido de le responsabilidad, la necia costumbre de mitificar a pospelo a nuestros políticos, estas pifias son las que dan vida y alimentan a un sistema que está estructurado para perdonar a corruptos y condenar a idealistas soñadores. Empero, al mismo tiempo, rechazar la corrupción te bloquea el crecimiento empresarial y profesional, ser claridoso al hablar limita tus conversaciones, la sinceridad te hace presa de los patrañeros, sostener tu palabra te convierte en víctima de los petardistas, asumir tu responsabilidad ciudadana te etiqueta de facto como un individuo “problemático”.
Lo peor, es que me ha tocado ver como las conciencias se adormecen, las personalidades se enmascaran, los egos se dilatan, las mentiras pisotean las promesas y los intereses desquebrajan amistades, al leve coqueteo con el poder.
Dicen que “el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”, digo yo que ¡por lo menos está pavimentado!, ya que el camino por el que te llevan las acciones congruentes es una intrincadaruta de terracería cundida de vados, topes, piedras, el cual (en ocasiones) dudo que nos conduzca algún lugar parecido al que buscamos.
Hoy ya no me dan ganas de intentar generar una conciencia ciudadana que dé pie a las acciones que moldeen positivamente nuestra realidad social, hoy ya no me dan ganas de preocuparme por el mundo que le dejaré a mis hijos y prefiero ocuparme en mis hijos para dejar mejores hombres en este mundo. La política es un interminable juego de hacerse todos pendejos y, aunque algunos lo duden, es algo que no me sale nada bien.
El día de hoy sólo me interesa escribir para generar puentes entre la imaginación y los sentimientos, crear mundos, compartir sensaciones, despertar pasiones y tratar de explicar todo lo que no entiendo.
Hoy ya no me dan ganas de escribir mi opinión como ciudadano… ¿Mañana?… No lo sé.
José María Pumarino: Escritor, caricaturistas y empresario. Ceo/SeniorPartner de Bushido.mx