Ayer dejé mi peine en la cama, y otra vez me lo robaron, y hoy resulta que dejo mis calcetas, y también me la robaron,
¿Sabe de lo que sospecho?-
Y el gendarme dice:
No, ¿de qué?
Entonces el preso le responde:
Pues empiezo a sospechar que aquí en la cárcel hay ladrones.