04-12-2025 07:31:28 AM

El poder detrás del trono

Por Yasmin Flores Hernández

 

A usted que me escucha y me lee dejeme contarle lo que el público cree… y lo que realmente ocurre

 

En México los cambios nunca son casuales, y mucho menos cuando se trata del fiscal general de la República.

 

Alejandro Gertz Manero no se fue porque “ya estaba cansado” ni porque a sus 86 años quisiera descansar en un país amigo.

 

Se fue porque el poder decidió que había llegado la hora de cerrar filas, de limpiar el tablero y de mandar un mensaje muy claro: la Fiscalía no es autónoma, es botín político, y quien manda hoy se llama Claudia Sheinbaum… pero SIEMPRE bajo  la sombra de López Obrador quien sigue ahí, dictando tiempos y líneas.

 

En la narrativa oficial, la salida de Gertz Manero de la Fiscalía General de la República (FGR) se muestra como un relevo ordenado, casi cortesía de Estado: a sus 86 años, le ofrecen una embajada “en un país amigo”, él acepta, presenta su renuncia, y todo se guía por cauces legales. 

 

Pero detrás del anuncio amable y del lenguaje diplomático se oculta —como suele ocurrir en este régimen— un reacomodo profundo de poder, intereses, impunidades y protección para quienes habrían quedado expuestos si la Fiscalía siguiera “autónoma”.

 

La pregunta no es por qué se fue Gertz.

 

La pregunta es:

 

¿Qué se quiere tapar con su salida?

¿A quién se protege?

¿Y por qué ahora?

 

La renuncia que no dijo “renuncia”pero lo es.

 

El 27 de noviembre, el Senado aprobó su salida tres años antes de concluir su periodo constitucional.

En su carta, Gertz hablaba de una invitación diplomática. No mencionó la palabra “renuncia”.

Morena lo aprobó como trámite administrativo.

La oposición alegó lo evidente: una embajada NO es causa grave.

 

Mientras la mayoría de Morena, PT y PVEM convalidaba el movimiento,solo el PRI levanto la voz y expreso un posicionamiento.

 

La oposición, débil y fragmentada, alegó lo obvio: que ofrecerle una embajada no es una “causa grave” como exige la Constitución para remover a un fiscal general.

 

Organizaciones civiles advirtieron que la salida de Gertz se dio fuera de los cauces constitucionales, bajo una operación política cerrada, poco transparente y diseñada para asegurar el control de la Fiscalía. 

 

Es decir, no fue un relevo institucional: fue un despido disfrazado de promoción diplomática.

 

¿Qué sugiere este procedimiento?

 

Que la salida no obedeció a criterios institucionales o de salud —como solemos escuchar en transferencias de poder—, sino a una operación política planificada.

 

La embajada vendría siendo la coartada diplomática.

 

Al día siguiente, desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum lo admitió sin rodeos:

 

“Le ofrecí una embajada y aceptó”.

 

Confirmó que fue ella quien le planteó a Gertz la salida y que éste aceptó cambiar una de las posiciones más delicadas del Estado mexicano por un cómodo retiro diplomático.

Así, simple.

Ella decide quién se queda, quién se va y quién se premia.

Ese mensaje desnuda la realidad:la Fiscalía no tiene autonomía.

Tiene dueña.

 

Todo esto marca el inicio de una nueva etapa: entra Ernestina Godoy, exconsejera jurídica de Sheinbaum, como encargada de despacho y ficha de confianza absoluta de la presidenta y de Omar García Harfuch, hoy hombre fuerte de la seguridad civil en México. 

 

El bloque se cierra.

La Fiscalía queda en manos del mismo grupo que controla Seguridad, Inteligencia y Procuración de Justicia.

 

Y entonces reaparece él…

 

Reaparece en video, presentando su libro, pidiendo respaldar a la presidenta y validando, de facto, el movimiento: la Fiscalía por una embajada.

 

El patriarca bendice el relevo y ayuda a construir el relato de “normalidad” frente a un golpe político mayúsculo.

 

Pero quien puso a Gertz en esa posición, efectivamente López Obrador…

 

En el video hay puntos que son clave:

 

  1. Aval moral: Bendice el relevo. Legitima el movimiento.
  2. Control político: Aunque dice estar “retirado”, demuestra que sigue dictando narrativa.
  3. Mensaje interno: “No hay fracturas”. El proyecto sigue bajo su sombra.
  4. Advertencia velada: Solo regresará si “la democracia está en peligro”. Es decir, si lo que construyó se tambalea.

 

La coincidencia no existe: la salida de Gertz, el acomodo en la FGR y la caída de popularidad del gobierno ocurren exactamente cuando el lopezobradorismo enfrenta su peor oleada de escándalos internos.

 

No es que Gertz haya sido un fiscal independiente en todo momento su historia carga señalamientos, conflictos de interés, excesos de poder y represalias selectivas.

 

Gertz: viejo, enfermo… y peligroso para el poder

 

Durante años, Gertz no fue un fiscal incómodo: al contrario, fue útil.

Archivó, empantanó o durmió casos clave: Odebrecht, Ayotzinapa, y hasta las denuncias que involucraban a su propia familia política.

Pero en su tramo final, dejó de servir:

  • Ya no encajaba en la narrativa presidencial.
  • Evitaba las mañaneras.
  • Molestaba a Palacio.
  • Y lo más importante:

La FGR comenzó a investigar redes de huachicol, tráfico de armas y corrupción que tocaban intereses del propio régimen.

Eso lo hacía peligroso.

Además:

  • Su relación con Harfuch estaba rota.
  • El nuevo bloque de poder necesita un fiscal alineado, no autónomo.
  • Sabía demasiado sobre nombres incómodos.

 

 

Y entre esos nombres están:

  • Adán Augusto López, hoy jefe de los senadores de Morena, involucrado en múltiples señalamientos de corrupción.
  • Andy López Beltrán y José Ramón López Beltrán, rodeados de acusaciones de tráfico de influencias y huachicol.
  • Raúl Rocha Cantú, empresario vinculado por la propia FGR a redes de robo de combustible, armas y narcotráfico, y al mismo tiempo dueño de Miss Universo.

 

Con ese nivel de fuego cruzado encima, Gertz no era un anciano cansado: era un riesgo vivo.

Pero la verdadera razón está en su archivo financiero.

 

Aquí está el punto que la versión oficial nunca menciona: el expediente financiero de Gertz, sus triangulaciones, sus propiedades internacionales y su red de lavado.

Ese archivo —según fuentes del Departamento del Tesoro de EUA— revela una estructura monumental:

  1. UDLAP: la universidad usada como caja chica.

La Universidad de las Américas Puebla, sin fines de lucro, fue utilizada como vehículo para dispersar recursos hacia:

  • Cuentas personales de Gertz,
  • Sus hijas,
  • Propiedades privadas en Santa Mónica, Nuev York, Madrid, ibiza y  Manhattan.

Una universidad pagando gastos privados del fiscal.

Un escándalo mayúsculo disfrazado de gestión administrativa.

 

  1. Inmobiliaria Algerman: el brazo suizo

La empresa familiar Algerman movió:

  • Más de 100 millones de pesos al extranjero.
  • Recibió al menos un millón de dólares desde Credit Suisse.
  • Reingresó a México el dinero disfrazado como “préstamos”.

Esquema clásico de loanback: el dinero sale sucio y regresa limpio.

  1. Estructuración bancaria: más de 100 cuentas

Gertz operaba más de cien cuentas en una sola institución financiera.

Eso en inteligencia financiera tiene un nombre: pitufeo.

Fragmentar montos para evadir alertas regulatorias.

  1. Patrimonio global inexplicable
  • Departamento en Madrid.
  • Tríplex en Ibiza.
  • Propiedades en California.
  • Departamento de lujo en Nueva York.

Todo esto mientras predicaba austeridad.

Ese archivo es dinamita.

Y en manos de un fiscal aislado, enfermo y enojado, se convertía en un riesgo para el poder que lo creó.

Por eso se fue.

Por eso lo sacaron.

Por eso lo premiaron.

 

 

A ese nivel de fuego cruzado estaba sentado Gertz. Viejo, sí. Enfermo, quizá. Pero también peligroso para quienes hoy necesitan un Ministerio Público manso, alineado y útil.

 

Y en estos momentos de poca claridad, vuelve López Obrador.

 

La pregunta es inevitable: ¿por qué ahora?

 

Apenas arrancando su segundo año de gobierno, Claudia Sheinbaum ya no es la presidenta “invencible” en las encuestas. Distintas mediciones muestran un desgaste acelerado:

 

  • Morning Consult reporta que su aprobación cayó de 62% a 41% en un año, mientras su desaprobación se disparó a 53%, bajándola del primer al noveno lugar entre líderes globales.

 

  • Otras encuestas nacionales registran también descensos y señalan a la inseguridad, la corrupción y la crisis económica como los principales motivos de preocupación ciudadana.

 

En paralelo, se multiplican los escándalos que salpican al círculo más íntimo del lopezobradorismo:

 

  • Andy López Beltrán, hoy secretario de Organización de Morena, exhibido por trabajar sin título universitario y envuelto una y otra vez en denuncias de tráfico de influencias y tramas de gasolina ilegal, mientras él acusa al “hampa del periodismo” de montar campañas de desprestigio.

 

  • José Ramón López Beltrán, de nuevo a la defensiva, negando actividades ilícitas y rechazando ser moneda de cambio en las acusaciones de contrabando de combustible.

 

  • Adán Augusto López, convertido en jefe de los senadores de Morena, descrito por columnas nacionales como un político hundido en un sinfín de actos de corrupción, que necesitaba a un fiscal menos dispuesto a meterse en sus expedientes.

 

En ese contexto, la salida de Gertz funciona como un movimiento de control de daños:

 

  • se manda la señal de fuerza (“la presidenta manda, alinea a su partido y calla a la oposición”);

 

  • se asegura una Fiscalía a la medida para gestionar, dosificar o enterrar expedientes incómodos;

 

  • se intenta marcar un “nuevo comienzo” de la procuración de justicia justo cuando la popularidad cae y los casos de corrupción tocan la puerta de la familia y de los aliados más cercanos.

 

¿Es la salida de Gertz una consecuencia de la caída en las encuestas o, más bien, una cortina de humo para administrar mejor las porquerías que vienen?

 

Quizá es las dos cosas al mismo tiempo.

 

¿Qué se busca proteger con este relevo?

Intereses, huachicol y “justicia selectiva”

 

El trasfondo es grave.

 

En los últimos meses, han aflorado investigaciones que tocan intereses muy potentes: redes de robo de combustible (huachicol), tráfico de armas, tráfico de influencias, nexos con empresarios, lavado de dinero entre otros delitos. 

 

 

¿Será Godoy quien lo investigue?

 

la reestructuración de la Fiscalía podrían servir para “administrar” estos expedientes, para dosificar la presión o, peor aún, para proteger a quienes, de otra forma, estarían enfrentando procesos penales.

 

El hecho de que este relevo coincida con momentos de caída en popularidad del gobierno —y con una ofensiva de escándalos que alcanzan a políticos, familiares y aliados— sugiere que la operación tiene una clara dimensión de control político: cuando la impunidad y los privilegios son demasiado caros, se reorganiza la justicia para que el sistema garantice impunidad, no castigo.

 

El relevo no ocurre en el vacío.

 

  • Primeramente, llega en un momento donde el gobierno enfrenta desgaste por inseguridad, crisis económica, escándalos de corrupción y crecientes demandas sociales.

 

  • Luego, los medios y las redes sociales comienzan a hablar —y a exigir— sobre la supuesta participación de funciones estatales en redes de crimen, huachicol, tráfico de armas, tráfico de influencias, nepotismo.

 

  • Finalmente, una institución clave —la Fiscalía— sufre un cambio abrupto.

 

¿Coincidencia? Difícilmente.

 

Esto sugiere que el relevo no sólo busca “nuevo aire”, sino cambiar de mazo: limpiar políticamente al gobierno, redefinir narrativas, recomponer relaciones de poder antes de un posible recrudecimiento de denuncias.

 

En ese sentido, la salida de Gertz bien puede leerse como una cortina de humo: no para inaugurar transparencia, sino para blindar impunidades.

 

No se trata sólo de quién sale, sino de quién entra. Ernestina Godoy no es un perfil neutral ni independiente: es operadora histórica de Morena, exfiscal de la Ciudad de México, exconsejera jurídica de Sheinbaum y pieza clave del entramado político que hoy acompaña a Omar García Harfuch. 

 

Con su llegada provisional a la cabeza de la FGR se consolida un mapa de poder muy claro:

 

  • Harfuch controla Seguridad federal, con gente de confianza en la inteligencia civil, la FEMDO y otras áreas clave.

 

  • Godoy controla la Fiscalía, aunque sea de manera interina, en lo que el Senado cumple la formalidad de elegir a una o un fiscal dentro de una terna que saldrá, por supuesto, del mismo círculo.

 

  • Adán Augusto opera desde el Senado, alineando mayorías, asegurando votos y blindando a su propio grupo de cualquier investigación real.

 

¿Qué autonomía puede tener una Fiscalía cuando su titular es amiga, exjefa o exasesora del poder político al que, en teoría, debería investigar?

 

En este país siempre que se mueven las piezas de la justicia hay que preguntarse qué expediente se quiere congelar y qué nombres se busca poner a salvo.En los últimos meses han estallado o se han reactivado tramas que cruzan huachicol, crimen organizado y política.

 

Si sumamos todo, el cuadro es inquietante:

 

  1. Un fiscal viejo, incómodo y con demasiada información sensible.

 

  1. Una presidenta con aprobación en descenso y un país harto de violencia, corrupción e impunidad.

 

  1. Una familia presidencial y un círculo de aliados rodeados por señalamientos de huachicol y tráfico de influencias.

 

  1. Y un video donde la propia presidenta reconoce que la Fiscalía puede cambiarse por una embajada… si ella así lo decide.

 

¿De verdad alguien cree que esto es solo un relevo administrativo?

 

Lo que nos deja este manotazo.

 

Más allá de las filias y fobias hacia Gertz —un personaje profundamente cuestionable y símbolo de todo lo que no debe ser un fiscal—, lo que ocurrió estos días deja lecciones muy duras:

 

  • La autonomía constitucional de la Fiscalía General es una ficción. Cuando conviene, se ignora la exigencia de “causa grave”, se fuerza la interpretación y se compra el silencio con una embajada.

 

  • La justicia se usa como pieza de ajedrez político. Hoy se acomoda para proteger a los cercanos, perseguir selectivamente a los adversarios y administrar los escándalos de corrupción.

 

  • La oposición no está a la altura. Llegó tarde, dividida y sin estrategia, incapaz siquiera de convertir esta maniobra en un verdadero costo político para el gobierno.

 

Preguntas incómodas que siguen en el aire

 

Al final, lo que queda son preguntas que usted y yo tenemos derecho a hacer:

 

  • ¿Quién va a investigar a los hijos de López Obrador y las tramas de huachicol que hoy los rodean, si la Fiscalía responde al mismo grupo político que los protege?

 

  • ¿Quién va a ir hasta el fondo en los negocios de Rocha Cantú, Miss Universo, los hidrocarburos, las armas y el dinero sucio que salpica a autoridades?

 

  • ¿Quién va a tocar los expedientes de Adán Augusto, si fue él mismo quien operó la caída de Gertz y hoy controla la bancada que nombra al nuevo fiscal?

 

  • ¿Quién va a garantizarnos justicia, si la regla sigue siendo la misma: al amigo, protección; al enemigo, cárcel?

 

Para llevar esta columna hacia un trabajo periodístico riguroso, recomiendo que el lector, la audiencia, clave su atención en:

 

  • El proceso de selección del próximo titular de la FGR: quiénes integran la terna, sus perfiles y posibles conflictos de interés.

 

  • El avance de las investigaciones contra redes de huachicol, corrupción, tráfico de armas y delitos de alto impacto —especialmente aquellas que involucren a empresarios y políticos cercanos al poder.

 

  • Las carpetas relacionadas con denuncias previas: corrupción en gobierno, contratos irregulares, negocios turbios en hidrocarburos, componendas con estructuras criminales.

 

  • La transparencia institucional: cuántas carpetas se judicializan, cuántas llegan a sentencias y cuántas se congelan.

 

  • La reacción de medios independientes, organizaciones de derechos humanos, sociedad civil: si exigen rendición de cuentas, presionan por investigaciones serias, resistencias ciudadanas.

 

Lo que no conviene olvidar.

 

Vivimos en un país donde las instituciones se pueden cambiar de nombre, pero el poder y la impunidad permanecen.

 

Y yo no me resigno a eso.

 

Y si no nos resignamos, entonces hay que mirar de frente lo que viene después —lo que continúa cuando un país normaliza el pacto, la embajada como premio y la Fiscalía como pieza de recambio.

 

Porque justo cuando parecía que todo quedaba resuelto con un relevo discreto y un silencio conveniente, apareció él.

 

No en un templete, no en un mitin, no en el Zócalo.

 

Regresó desde la pantalla, desde un video cuidadosamente producido, desde la comodidad de quien ya no gobierna… pero todavía ordena.

 

El regreso de AMLO:

 

¿aval moral o señal de reconfiguración política?

 

El domingo 30 de noviembre de 2025 —al filo del relevo en la Fiscalía— el expresidente AMLO reapareció públicamente a través de un video en redes sociales para presentar su nuevo libro Grandeza.

 

  • En ese mensaje, AMLO dijo estar “jubilado”, afirmó que no tiene intención de regresar a la política activa, y pidió apoyar a la presidencia de Claudia Sheinbaum.

 

  • Aseguró que únicamente saldría de su retiro si se ponía en riesgo la democracia, la soberanía nacional o la estabilidad del país —es decir, dejó abierta la puerta a un retorno bajo “causas mayores”.

 

  • Además, reafirmó su lealtad al proyecto de transformación impulsado por su gobierno y pidió unidad dentro del movimiento, evitando que hubiera “sombra” sobre la presidenta.

 

Ese retorno no luce casual.

 

Su aparición pública transmite varios mensajes implícitos:

 

  • Aval moral y respaldo simbólico: AMLO se muestra respaldando la nueva administración, subrayando que la sucesión fue pactada, y que quienes padecen cambios de relevo deben aceptar que “él ya no es el jefe” —pero sigue siendo referente. Eso da legitimidad al nuevo bloque en construcción.

 

  • Recordatorio de poder latente: Aunque dice estar “jubilado”, el hecho de reaparecer, entrar al debate público y fijar condiciones para un eventual regreso deja claro que conserva voz, peso político y capacidad de movilización. Es una señal —un aviso silencioso— de que el poder real no está necesariamente donde las instituciones dicen, sino donde él decida intervenir.

 

  • Cierre de filas interno: El mensaje busca enviar una imagen de unidad dentro de su movimiento: que los pasos dados (como el relevo fiscal) son parte de la “continuidad” de su proyecto, que todos apuntan al mismo objetivo. Así inhibe disidencias internas, neutraliza críticas y refuerza la disciplina política.

 

Algunos analistas consultados por medios coinciden: la reaparición de AMLO justo tras la salida de Gertz no fue casual, sino estratégica. Refuerza la idea de que el relevo sigue bajo su órbita simbólica, aunque ahora con figuras de confianza distintas. 

 

Porque una embajada es un premio, un relevo es una estrategia, pero un mensaje desde Palenque es una declaración de intenciones.

 

Si verdaderamente se consolida la figura de un bloque con mando, recurso, estructura y mandato simbólico al mismo tiempo, la ciudadanía —y quienes buscamos justicia, transparencia y rendición de cuentas— tenemos frente a nosotros un reto más complejo.

 

Ya no basta con vigilar a los cargos: hay que escrutar quién tiene el poder real, quién lo ejerce, y cómo lo legitima.

 

La justicia no se negocia —o es justicia, o es simulación.

 

Y a mí no me alcanza la vida para simular y mucho menos para callar.

 

 

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