Por Alejandro Mondragón
Dicen que en política, percepción es realidad. Lo que parece, es.
¿Qué sabor de boca deja la elección de Manolo Herrera, como dirigente municipal del PAN?
En el imaginario colectivo quedó sembrada la semilla que la carta para la alcaldía en 2027, por lo cual era más que necesario el control del partido en la capital, será Susana Riestra.
Aunque su hermano Mario lo niegue, ella tampoco quiera, al menos en el discurso de ambos, Susana ya es medida en diferentes encuestas, de propios y extraños.
Y aparece como la más conocida que cualquier otro personaje, sin incluir los reactivos de confianza e intención al voto.
No se tratará de una competencia entre mujeres, porque en los actuales tiempos Morena irá por la figura de “máxima competencia para ganar”.
Aquí los indicadores señalan al alcalde José Chedraui para su reelección, y quien en realidad podría jubilar a todos los Riestra, de una vez.
El PAN tampoco entendió los tiempos. El grupo en el poder sacó a una pandilla, la de El Yunque, para imponer la suya, Los Riestra.
¿Realmente Manolo Herrera será el titere de Riestra o al final, El Yunque -cuyos votos le ayudaron muchísimo en la asamblea dominical para ganar- lo llamara a cuentas como hace con cada uno de sus soldados de Dios?
Origen es destino, finalmente.
Herrera tiene muchas variables de dónde apretarlo desde el poder, el cual hoy no se toca ni con el pétalo de una rosa azul.
