Por Alejandro Mondragón
Seguro ni se enteró Juan Enrique Rivera que el 30 de agosto fue el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
El nuevo titular de la Comisión de Búsqueda de Personas de Puebla demostró que es un burócrata más de la política que cobra y, eso sí, le genera problemas al gobernador Alejandro Armenta.
Si algo falla siempre es la empatía. Nunca falta aquel o aquella que les importe más lo material que la persona.
Pero también los funcionarios/as tienen que ser empáticos con la prevención. ¿Qué les costaba reunirse con las familias previo al Día Internacional que se sabe siempre de manifestaciones de enojo en la calle?
¿Por qué a Enrique Rivera la fecha no le mereció ni un reporte de las acciones hechas por la Comisión que él encabeza?
Porque le vale madre, no fue empático, previsor y ahí están los resultados. Mujeres que expresaron su furia por no hallar consuelo en nada ni nadie ante la desaparición de un familiar.
Prevaleció la tónica de repudio hacia las señoritas que dañaron la fuente de San Miguel en el zócalo que en aquellos grupos criminales que desaparecen personas.
La persona dejó de tener valor en redes. Sólo valen los objetos. Y todo por la falta de empatía.
Peeeero también vaya frivolidad de la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Rosa Isela Sánchez Soya; y la titular de Género del Poder Legislativa, Daniela Mier Bañuelos.
Resulta que mientras las jovencitas denunciaban violación a sus derechos humanos, ambas titulares presumían en redes sociales que estaban en una fiesta de sombreros.
Menuda frivolidad, porque así es el género de la Cuarta Transformación. No hay empatía, ni prudencia. Gobiernan para las selfies en redes sociales.
La culpa no es de ellas, sino de los legisladores/as que las eligieron.
