Por Alejandro Mondragón
En el manejo del dinero público, dos posiciones suelen asumir los gobernadores: secretario/a sí, pero subsecretario más.
En particular ocurre en la Secretaría de Planeación, Finanzas y Administración, donde la cercanía, confianza y comunicación se dan con el titular de la Subsecretaría de Egresos.
El que paga, manda, pues.
Dos secretarios, en los últimos sexenios, llevaron mano en Finanzas: Alejandro Lelo de Larrea con Mariano Piña Olaya; y María Teresa Castro Corro con Luis Miguel Barbosa.
Esa falta de equilibrio, entre el titular de la Secretaría recomendado; y el subsecretario de Egresos de todas las confianzas ha causado estragos.
Con Lelo de Larrea estuvo el escándalo del uso de empresas de factoraje para ocultar cuentas por pagar y cobrar, al fin dejar deuda.
Y con Castro Corro se quebró al Estado con los 600 millones de pesos perdidos en Banca Accendo y los abusos con la financiera del novio de la secretaria en Fóndika.
Manuel Bartlett tenía de secretario a José Luis Flores; pero su subsecretario de Egresos era Mauro Uscanga. Melquiades Morales se dio cuenta que manejaba como quería Finanzas, Rafael Moreno Valle y su subsecretario Fernando Manzanilla, por lo que a mitad de sexenio metió a controlar el dinero a Don José Joaquín Fernández.
Mario Marín tenía a Gerardo Pérez Salazar como titular de Finanzas, pero el de Egresos era David Villa Issa.
Moreno Valle ya como gobernador dejó en claro que en Finanzas era más poderoso el subsecretario que el secretario. Cuando ya estaba cantado que Cuauhtémoc Sánchez Ocio sería el titular fue bajado luego de oponerse a la llegada de Eduardo Tovilla, quien se quedó en la sub con el arribo de Roberto Moya.
Ahora, Alejandro Armenta tiene una recomendación como titular: Josefina Morales, pero la voz cantante en la dependencia es Hugo Domínguez, el subsecretario de Egresos.
Sí, el mismo que se perfila a ocupar la titularidad en unos meses más, aunque ya en los hechos opera como tal.
A Morales la perdió el amor.
