Valentín Varillas
El 10 de noviembre de 2017, en pleno momento de definiciones de cara al proceso electoral de este año, el empresario Ricardo Henaine asistió a una privadísima comida en casa Puebla.
¿Los asistentes?
Además del entonces gobernador Tony Gali, Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso.
Henaine fue un permanente y crítico opositor a Moreno Valle, tanto a nivel personal, como a través de la línea editorial del que era su periódico, El Heraldo de Puebla.
Y es que, Rafael, en el discurso de toma de protesta como gobernador, lo etiquetó abiertamente como su enemigo.
Le quitó Valle Fantástico, la participación accionaria del aeropuerto y lo presionó para vender su parte en el equipo de fútbol.
El acercamiento fue parte del inicio de una complicada operación cicatriz que tuvo como objetivo bajar del ring político a los adversarios de Rafael, para no afectar la campaña de quien inminentemente iba a ser la candidata del PAN al gobierno del estado.
Un punto de acercamiento entre ambos era la campaña presidencial del priista José Antonio Meade y el odio que sentían por López Obrador, Miguel Barbosa y todo lo que oliera a la 4T.
Los estrategas del oficialismo intentaban también utilizar el futbol como herramienta de marketing político.
Regresar al escudo, himno y nomenclatura con el que el equipo había ganado dos campeonatos de liga y cuya propiedad intelectual estaba en manos del empresario.
Contra todo pronóstico y a pesar de la intensidad de las rencillas, lograron pactar acuerdos.
Hasta los que tenían que ver con el futbol.
Fue así, como, a partir de aquella reunión y hasta el trágico accidente del 24 de diciembre del 2018, la afición tuvo una probadita de lo que fueron glorias pasadas.
Lástima que haya sido solamente en la forma y no en términos de logros deportivos.
Hace un par de días, el periodista Pepe Hanán publicó en su columna que fuera del país se llevan a cabo litigios por la disputa de la propiedad intelectual del club.
Habrá que ver si, actualmente, existe algún punto de coincidencia en lo político que facilite el llegar a nuevos pactos.
Se ve prácticamente imposible.