31-07-2025 04:14:58 AM

Poder político = poder económico

Por Valentín Varillas

 

Falso que con la llegada de la 4T al gobierno del país se haya dado la tan cacareada separación del poder político con el poder económico.

El primer piso de los supuestos gobiernos del cambio se cimentó sobre los millonarios negocios que se hicieron al amparo del servicio público.

Como siempre.

Y también como sucedía antes, el primer círculo de tlatoani llevaba la batuta.

La familia, pues.

Protagonistas de los salvajes sobrecostos de los principales proyectos de infraestructura llevados a cabo en el sexenio.

Designando a las empresas de amigos, compadres y socios, para llevarse los más apetitosos contratos.

Y por si fuera poco, amarrando los pactos inconfesables con los grupos de facto para beneficiarse económicamente de su operación e impunidad.

El círculo perfecto de la putrefacción, exactamente como cuando gobernaba el PRI o el PAN.

Cuando las fortunas exprés llevaban apellidos distintos, pero eran igualmente cuantiosas.

Sin embargo, en el caso de esta nueva élite política, esto jamás tendría que haber sucedido.

Porque en teoría, AMLO y compañía representaban a los puros, castos, honestos y virginales de la política.

 

Los que se supone ya venían vacunados contra la tentación de enriquecerse en el cargo.

Tres candidaturas presidenciales y seis años con cientos de mañaneras pontificando una falsa integridad, una inexistente rectitud, engañando así a millones que de verdad creyeron que con el cambio  de colores, siglas e ideología, se iba a purgar por fin a vida pública nacional.

Vaya fiasco.

Hoy, la presidenta Sheinbaum tiene en sus manos la enorme oportunidad de revertir el enorme desencanto democrático que vive el país.

Romper con el pasado y asumir los retos del presente, ejerciendo a plenitud y con absoluta autonomía las facultades de su cargo.

No hay de otra.

Es el momento de decantarse entre las viejas lealtades del pasado o los monumentales retos del presente.

Llego la disyuntiva más importante del actual sexenio, apenas a ocho meses de haber iniciado.

Será la que lo marque de manera definitiva y la que defina cómo se va a recordar en la historia de México.

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