Por Alejandro Mondragón
Un pasaje en la relación de medios y el poder se vivió en el 2012 con Rafael Moreno Valle como gobernador; y Enrique Peña Nieto, de presidente.
El hecho que incluso significó reformas legales contra periodistas fue aplaudido por los panistas y priistas que ahora salieron defensores de la liberad de expresión en Puebla.
Qué no mamen.
Moreno Valle, en octubre del 2012, otorgó facultades legales a su entonces vocero Sergio Ramírez Robles, en una reforma al decreto de creación de la Dirección de Comunicación Social, para presentar los recursos en nombre del Ejecutivo estatal o cualquier otro funcionario.
La reforma al Código Civil en la fracción XIV del artículo 2 faculta al director a: “Ejercer los derechos a los que se refieren los artículos 1958, 1958 bis y demás del Código Civil para el Estado Libre y Soberano de Puebla, respecto de las acciones del gobierno, sus dependencias o entidades, el gobernador, secretarios y demás funcionarios en relación con su actuación pública, así como las acciones legales necesarias para hacerlos efectivos; sin que ello excluya las acciones que pudiera ejercer directamente al afectado”.
La fracción X del artículo 6 del mismo decreto, facultaba a Ramírez Robles a:
“Realizar las aclaraciones y ejercer las acciones que considere pertinentes respecto de las afectaciones al honor o reputación, los señalamientos, declaraciones o publicaciones que se refieran al gobierno, sus dependencias o entidades, al gobernador, secretarios y demás funcionarios en relación con su actuación pública”.
Una vez que se publicaron las reformas legales, el gobierno morenovallista demandó por daño moral a Fabián Gómez y Adrián Ruiz, con la advertencia que harían lo propio contra 17 periodistas más.
Incluso, avalaron que terceros implicados en reportajes y columnas (como contratistas del gobierno) también interpusieran demandas.
Sí, en el sexenio donde levantaban, denunciaban, perseguían y pedían la cabeza de periodistas, ni la dirigencia del PAN, PRI y menos aquellas cuentas de twitter que se creen medios, como hoy, levantaron la voz.
Los únicos que defieron a los periodistas, fuimos los mismos periodistas.
Qué corta memoria de la actual generación periodística digital de cristal que a la primera levantada de ceja del gobernante se rompen.
Lo peor que ha pasado contra medios de comunicación ocurrió en el gobierno del PAN, cuyos dirigentes y diputados son los defensores de la libertad de expresión.
En esa época fueron cómplices de una persecución.
¿O no hermanos y hermana Riestra?
