02-04-2025 12:08:33 AM

Si Carranza viviera

Por Valentín Varillas
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Goza de cabal salud la infiltración de grupos de facto en la vida política poblana.

Siguen metidos de lleno en la vida interna de los partidos locales y se cuelan con toda facilidad a su oferta electoral.

Falso que haya un interés real de los distintos actores de la vida pública estatal, en perfeccionar los mecanismos que permitan evitar que personajes que arrastran el tufo de estar ligados con todo tipo de actividades ilícitas compitan en elecciones.

Por mucho que adornen su discurso público, la realidad deja sin efecto sus mentirosas palabras.

Es muy cómodo abrirles la puerta.

Tienen mucho dinero líquido que pueden inyectarle a sus campañas, sin la necesidad de que los partidos gasten en ellos los recursos que reciben por concepto de prerrogativas.

Pueden hacer y deshacer a placer en aquellas comunidades en donde han sentado sus reales.

Nadie se les opone.

Tienen plena capacidad de aniquilar a aquellos idealistas que se interpongan en la consecución de sus objetivos.

Buscan impunidad y protección desde el servicio público para garantizar el crecimiento exponencial de sus respectivos emporios.

Al final, quienes los llevan al poder siempre se escudarán en que no sabían, con todo y que sus pactos inconfesables con las organizaciones criminales han llenado por años los espacios de los principales medios de comunicación.

Ejemplos sobran: nuevos y viejos.

Desde el priista Rubén Gil, “El Gavilán”, en Izúcar de Matamoros, detenido hace 17 años por su ligas con el Cártel de Sinaloa, hasta los hermanos González Vieyra en Serdán y la Sierra Nororiental, aprehendidos hace un par de semanas por estar supuestamente involucrados en la muerte de elementos de la Guardia Nacional y la Sedena. 

Con la llegada de los gobiernos panistas y sus aliados electorales, las campañas se impregnaron de huachicol:

Pablo Morales Ugalde, ex edil de Palmar de Bravo.

Rafael Núñez en San Martín Texmelucan.

Y por supuesto: los Valencia en Venustiano Carranza.

Los mismos que enfrentan investigaciones federales y estatales por sus presuntas ligas con bandas relacionadas con la ordeña de ductos de combustible de Pemex y los que, después de la elección extraordinaria del domingo, podrán ejercer, por tres años más, un poder absoluto en esta comunidad que utilizan y explotan como una franquicia comercial.

Nada que hacer.

Se supone que es la voluntad del pueblo.

Aquella que muchas veces se sesga, seducida por la capacidad corruptora del dinero, o bien se achica ante la posibilidad real de poder perder la vida.

Es la Puebla real.

La de a de veras

Mientras el estado sigue infiltrándose, Riestra y su pandilla festejan.

Normal.

Ha habido tan poco que celebrar en lo político para la derecha poblana, que ganar este municipio con un perfil sumamente cuestionado resulta en los hechos una victoria pírrica.

Un ejemplo más de la doble moral panista, en cuyos gobiernos por cierto, las tomas clandestinas crecieron más del 3 mil por ciento.

“Salud, pues”- por semejantes cartas credenciales.

Ahí la llevan, diría el clásico.

 

 

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