Por Alejandro Mondragón
Pareciera que ni las autoridades, menos los empresarios de Puebla, se han percatado que el futuro de la industria automotriz en la región se resuelve en estos momentos en Estados Unidos.
En una amplia entrevista para la cadena Fox News, el presidente Donald Trump se quejó del enorme déficit comercial por más de 350 millones de dólares.
¿Qué tengo que hacer?, se preguntó para después responder: impondré aranceles a todos los autos producidos en México.
Molesto advirtió que se construyen y amplían plantas automotrices en México para poder vender autos en Estados Unidos. Y ya no más.
Ningún pronunciamiento ha hecho el gobierno poblano ante lo que pretende hacer Trump con la industria automotriz.
Puebla se transformó con el paso de los años, en el principal clúster automotriz del país con Volkswagen y Audi, plantas que atrajeron cientos de empresas proveedoras de autopartes.
La economía poblana está atada al sector automotriz. VW y Audi son las principales empleadoras de mano de obra, pero además ofrecen un efecto multiplicador en toda la cadena de valor industrial, comercial y de servicios.
Trump ya dejó en claro que va a quebrar al sector automotriz mexicano, siempre que las plantas decidan reinstalarse en territorio estadounidense.
El presidente de Estados Unidos quiere todo.
Y como dijera un exgobernador poblano: “por las buenas bien, por las malas mejor”.
El problema es que ese mensaje de Trump a Fox News sobre el desmantelamiento del sector automotriz en México pasó de noche a las autoridades.
Bueno, el secretario de Desarrollo Económico, Víctor Gabriel Chedraui, ofrece 300 vacantes en España a deportados.
Les digo.