Por Alejandro Mondragón
Si un sector de la sociedad se rehúsa a transformarse, conforme los nuevos tiempos, es el de los medios de comunicación.
Acostumbrados a mantenerse intocables, dentro de su zona de confort, despacharon por años como jueces implacables de la verdad absoluta.
Todo lo que implicara el uso del dinero público era objeto de señalamientos, sin mediar nada más que lo que decidía la prensa, radio, televisión y ahora espacios digitales.
Es cierto que no hay peor mentira que la versión oficial de los hechos, pero también es cierto que hoy la principal fuente de información de periodistas, es la desinformación de las redes sociales.
Cuentas en X, por ejemplo, que se ponen a la par de medios que disponen de estructuras informativas para difundir verazmente.
La llegada de la Cuarta Transformación trajo consigo una guerra sin cuartel, entre los periodistas de espacios tradicionales y los medios alineados al poder.
Una consecuencia arrojó esta disputa, el surgimiento de una sección en la mañanera de Andrés Manuel López Obrador: el quién es quién de la mentira con una poblana al frente: Liz Vilchis.
El resultado azuzó la confrontación entre medios oficialistas y opositores, porque el espacio se utilizó para personalizar la supuesta mentira.
Ahora, en Puebla el gobernador Alejandro Armenta creó en su conferencia de prensa semanal una sección denominada: “Detector de Mentiras” con Rita Sánchez a la cabeza.
Se ha levantado revuelo al respecto. Hasta la organización Artículo 19 ha emitido una descalificación, pero me parece que no hay que ser puristas.
Estos ejercicios también depuran espacios informativos, sobre todo en redes sociales, mejoran la calidad de las audiencias y, sobre todo, exhibirán a quienes usan la desinformación de las redes sociales como fuente de información para sus noticias.
Hay que abrir el debate sobre este tema. Antes el gobernante recurría a la carta aclaratoria ante imprecisiones de los medios, ahora esa figura quedó obsoleta, porque se informa en tiempo real.
El gobierno de Alejandro Armenta tiene derecho de recurrir a sus propios esquemas de verificación de lo que se difunde sobre el ejercicio de su gestión, y nosotros los medios seguiremos en lo que mejor sabemos hacer: informar para incomodar al poder.
