Por Alejandro Mondragón
Pronto, la presidenta Claudia Sheinbaum enviará al Congreso de la Unión una de sus propuestas de reforma para evitar el nepotismo en los cargos de elección popular.
Nadie podrá heredar el poder a familiares en el ejecutivo, iniciativa que podría extenderse hacia el Legislativo y Judicial.
Si en el ámbito nacional se ha visto que políticos obtienen posiciones para esposas, hijas y demás parentela, en Puebla también se reparten posiciones las dinastías.
La Cuarta Transformación trajo el clan de Los Monreal, Los Salgado, Los Batres, Los Alcalde y Los Sandoval, cuyas herencias políticas serán tiradas desde el segundo piso de la 4T.
En Puebla, el ejemplo más ilustrativo es el clan de Las Rivera Vivanco con posiciones en la nómina de los gobiernos y legislativo.
Pero tampoco son las únicas. Figuran Los Mier también repartiéndose cargos. En la oposición aparecen más casos dinásticos: Los Riestra o en el ámbito municipal: Los Valencia en Venustiano Carranza.
Sin duda que la herencia de poder a familiares ha traído como consecuencia grandes negocios y el reciclaje familiar para seguir pegados a la ubre presupuestal.
Partidos políticos han pagado en las urnas quererse eternizar en los cargos públicos y manejar el erario como patrimonio familiar.
Ya no se trata de un tema de formas políticas, sino del saneamiento a fondo de las instituciones que nacieron para acceder al poder.
El 5 de febrero, fecha conmemorativa de nuestra Constitución, será el día clave para conocer el real alcance de la propuesta de la presidenta Sheinbaum para desterrar ya esas dinastías políticas.