Por Alejandro Mondragón
Una vez más la Cuarta Transformación que presume nacer de la voluntad popular, pierde de vista que existen instituciones avaladas por el respaldo social que lejos de aniquilir se requieren fortalecer.
Me refiero en concreto a los llamados órganos autónomos, cuya mayoría surgió de la lucha de todos y todas para alcanzar la transparencia y regulación en un sistema democrático.
Se dice fácil, pero los organismos autonómos sirven para vertebrar a la sociedad, pues son los contrapesos entre Estado y ciudadanos.
La 4T ya prepara la desaparición legal de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Comisión Reguladora de Energía (CRE) y Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación.
Las obligaciones y atribuciones quedarán en manos de las secretarias y organismos centralizados.
Burocratizan el derecho a saber, conocer y exigir transparencia en el uso del erario. Esos órganos pertenecen a la sociedad, no al gobierno.
Está claro que en buena parte de los órganos autónomos ha existido corrupción. Los casos han sido señalados, pero la institución puede ser renovada y transparentada para servir a los ciudadanos, no al gobierno.
Si, por ejemplo en el INAI se dieron abusos y corruptelas, por lo que pretenden desaparecerlo, pero en Segalmex ocurrió el peor atraco a la nación en tiempos de la 4T y salvo sanciones a responsables prevaleció el organismo público.
No pueden usarse dos varas, sólo entender que la transparencia y regulación de los sectores forma parte del Tratado Comercial con Estados Unidos y Canadá.
Luego no chillen.