Por Alejandro Mondragón
La radicalización en el discurso de Donald Trump contra la industria automotriz no estadunidense amenaza al sector europeo y asiático para que dejen de usar a México como su trampolín exportador.
Eso de cerrar fronteras e imponer los más altos aranceles a los autos asiáticos y europeos golpea fuerte a Volkkwagen y Audi, empresas que confiaron sus reinversiones para Puebla.
La entidad ya figura como beneficiaria de la llamda relocalización o Nearshoring: Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Puebla y Estado de México conforman el top five en el arribo de inversiones (53 por ciento al sector manufacturero y 33 por ciento a servicios), de acuerdo con el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El Instituto Mexicano de la Competitividad incluso señala a Puebla en el primer lugar nacional en talento laboral, por la oferta educativa que dispone.
En la gestión de Sergio Céspedes Peregrina se han captado más de 2 mil millones de dólares, conforme el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas.
Y el Estado se sitúa en el cuarto lugar en el top de los flujos de inversión que arriban a la entidad, como efecto de la relocalización.
El sector automotriz asentado en Puebla había logrado sortear las reglas de origen que se endurecieron en la última revisión del Tratado Comercial México, Estados Unidos y Canadá.
VW y Audi ahora compiten con capitales asiáticos que confían en que Trump sea una amenaza pasajera, después del 5 de noviembre, el supermartes electoral en Estados Unidos.
Y es que las firmas se acostumbraron al “apapacho” del gobierno con una serie de subsidios, canonjías y apoyos para continuar con la generación de empleos.
Más de mil 200 millones de pesos se entregaron en tres años, durante el sexenio de Rafael Moreno Valle a las empresas alemanas.
Volkswagen y Audi, junto a los clusters de autopartes han gozado de exención de impuestos, becas al trabajo, fondos federales y estatales para ampliaciones y hasta apoyos en hospedaje para altos directivos de las compañías.
Desde todo 2019, las empresas presionaron con despidos de personal, paros técnicos, suspensión de pagos a proveedores y la respuesta es que no saben para cuándo. Afectaron el ciclo productivo en la industria local.
Ahora sí, si Trump estornuda, a la industria automotriz en Puebla y el país le da influenza.
Mañana será el supermartes electoral en Estados Unidos, donde nada está escrito.