Por Alejandro Mondragón
Más que encaminada, la reelección de Lilia Cedillo, como rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, quedó resuelta.
La legitimidad alcanzada con su postulación hace tres años, como primera mujer en ocupar la rectoría de la BUAP, se afianzó en el ejercicio del cargo.
Quién le disputa lo que se ha ganado a pulso: el respeto dentro de la comunidad universitaria.
Y más, la interlocución con los gobiernos federal, estatal y municipal.
Alejada de escándalos, estridencias, protagonismos y sospecha alguna, Lilia Cedillo refrendó, en su tercer informe de labores, que la BUAP vive sus mejores tiempos.
Con el apoyo del gobernador Sergio Salomón, se construyó Ciudad Universitaria 2 y se amplió la oferta educativa.
El mandatario electo, Alejandro Armenta, también dejó en claro que su gobierno caminará de la mano con la rectora de la BUAP.
En otros momentos, desde la BUAP se habría criticado el arribo de una institución como el Politécnico Nacional, cuyo legado pertenece a Sergio Salomón.
Se habría visto el proyecto ajeno a los intereses económicos de quienes hicieron en el pasado negocios alrededor de la matrícula universitaria.
Ambos proyectos educativos, la expansión de la BUAP, la apertura del Poli, se entiende, ahora, como un esfuerzo de fortalecimiento de la oferta pensante para ubicar a Puebla, como el más influyente cluster de enseñanza superior.
Así, Lilia Cedillo resolvió su reelección con la legitimidad de respeto que le ha dado al cargo.
La importancia de entender el significado de romper el pacto patriarcal.