23-11-2024 03:18:48 AM

Con padrón a modo, Marko se impondrá

Por Valentín Varillas

 

Gracias al control absoluto del registro de militantes de Acción Nacional, su actual líder, Marko Cortés, tendrá un auténtico día de campo para imponer a su delfín, Jorge Romero, en la próxima presidencia del CEN blanquiazul.

La convocatoria emitida por el partido cancela la posibilidad de que la elección se rigiera a través del voto universal.

De esta manera, como se viene haciendo desde hace muchos años, serán los perfiles que aparezcan en el padrón panista, los que lleven mano en la designación.

Y este pequeño gran detalle, para desgracia del propio partido, aumenta exponencialmente las posibilidades de garantizar la continuidad.

La actual dirigencia, faltaba más, domina absolutamente la lista.

Markito le aprendió muy bien a su admirado Rafael Moreno Valle, la estrategia de infiltración y manoseo del padrón.

El ex gobernador de Puebla la aplicó a rajatabla para hacerse del control absoluto del centro neurálgico de la toma de decisiones en el partido a nivel local y en algunas importantes coyunturas a nivel nacional.

RMV pudo imponer así a Gustavo Madero y a Ricardo Anaya como presidentes nacionales.

El segundo, sin embargo, le aprendió muy rápido sus mañas y las utilizó para beneficio propio.

Previo al proceso de selección del candidato blanquiazul a la presidencia, a través del ex gobernador y en ese tiempo senador Ernesto Ruffo, se ensayó un proceso intenso de depuración de la militancia.

La llamada Comisión de Transparencia y Reingeniería del Padrón eliminó a quienes aparecían en la lista, pero no cumplían con los requisitos para ser formalmente miembros del partido.

Se eliminó al 30% del total, afectando seriamente las aspiraciones presidenciales de Rafael, quien acabó en el tercer lugar en el proceso de designación del abanderado presidencial.

Muy atrás de su alumno, Anaya, quien terminó por aparecer en la boleta.

A partir de ahí, el padrón ya es de quien lo trabaja.

Es decir, del líder nacional en turno.

No es casual el hecho de que, desde su llegada al cargo, Marko Cortés ha podido hacer y deshacer a conveniencia.

Sus deseos son órdenes y se acatan sin chistar, tanto a nivel nacional, como en las sedes de las representaciones panistas en los estados de la República.

Y así se hará en esta coyuntura interna: otra vez.

Lejos están los tiempos de auténtico cambio al interior del partido opositor más serio del país.

Este gatopardismo le saldrá muy caro en lo electoral, pero le garantizará a la élite dominante muchos más años con el control total de la franquicia.

Vamos, del negocio.

Porque el ser un perdedor nato en política ha sido lo mejor que le ha pasado al actual dirigente nacional y a su pléyade de incondicionales.

Romero, sobra decirlo, es una copia al carbón de todo lo anterior.

Morena y la 4T ya festejan.

Y tienen motivos de sobra para hacerlo.

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