El órgano de difusión de información de la iglesia católica, Vatican News, le ha dedicado un espacio importante a la despenalización del aborto en Puebla.
Condena, por supuesto, las modificaciones legislativas aprobadas recientemente en la materia.
El medio destaca los párrafos centrales del comunicado que en su momento dio a conocer a la opinión pública la Arquidiócesis de Puebla.
Refuerza los argumentos de la representación eclesiástica poblana, resaltando los valores que, de acuerdo a sus dogmas de fe, aseguran defender.
Apelan a la sana vivencia del amor humano, a la fidelidad, la responsabilidad, la castidad y el respeto.
Muy bien en el papel.
Bajo el tamiz de lo que debería de ser y no de lo que en realidad es.
En los hechos, la máxima jerarquía católica -por décadas- ha hecho pedazos estos valores.
La histórica protección a los miles de curas que han abusado sexualmente de menores, a lo largo y ancho del planeta, hace pedazos su hipócrita perorata.
Lejos de practicar la responsabilidad y ponerlos ha disposición de las autoridades civiles para que enfrenten con todo el peso de las leyes humanas las consecuencias de sus actos, han utilizado su influencia para llevar a cabo una complicidad brutal que les ha permitido salir impunes.
Algunos de estos delincuentes con sotana, como en el caso del mexicano Marcial Maciel, representaron una fuente millonaria de ingresos que hasta la fecha significa una mina de oro para la católica.
Más allá de las mentiras en su discurso, el tema financiero parece ser el que más les preocupa y no la terrible y muy profunda crisis moral y de credibilidad que enfrentan ya desde hace siglos.
Ese es su torcido concepto de responsabilidad.
Cómo pueden asegurar que defienden a rabiar el “amor humano” si han guardado cómplice silencio en el momento en el que los suyos le han destrozado la vida a niños inocentes, cuyos padres han confiado ciegamente en su supuesta calidad moral.
Del mentiroso y muy tramposo fomento a la “castidad”, en este asqueroso contexto de las violaciones sistemáticas de menores, mejor ni hablar.
Aseguran promover “como gran valor, el amor a la vida, reconstruyendo y consolidando a las familias” pero no hablan de las miles de ellas que han hecho pedazos ante el comportamiento criminal de su ministros de culto.
Bendita congruencia.
De acuerdo con cifras del INEGI, en los últimos diez años, el número de mexicanos que se han declarado “ateos” ha crecido en un 90%.
Además, el índice de quienes hoy se asumen como “no católicos” se ha disparado en un 60%.
De la mano de lo anterior, en este período de tiempo, un tercio del total de las parroquias que integraban la Arquidiócesis de México, han tenido que cerrar sus puertas ante la falta de fieles.
De acuerdo con la medición hecha a finales de diciembre del 2023 por el Instituto de Estadística y Geografía, las causas principales que explican estos indicadores son dos:
La falta de cercanía con los feligreses y la pederastia eclesiástica.
Contundente, muy claro: demoledor.
Aunque haya muchos que no lo quieran ver.